Algunas de las imágenes más emocionantes de la presencia de la reliquia del santo en la Basílica de Luján Cada fin de semana, la Basílica de Nuestra Señora de Luján se llena de peregrinos. Siempre. Pero en ocasiones, estalla. Miles, realmente, como si fuese una festividad mariana, pasaron el sábado por la Basílica de Luján para rezar ante las reliquias del corazón del santo Padre Pío de Pietrelcina, que por primera vez llegaban hasta el santuario mariano más importante de la Argentina.
La reliquia, parte del miocardio trasladado en una pequeña urna, llegó a la Basílica por la mañana, y fue recibida con aplausos, celulares encendidos captando el momento, vivas, lágrimas en los ojos, manos extendidas como para estar un poco más cerca de la urna, y música solemne. La Basílica recibía, como dijo el animador, “a un gran santo”.
El peregrinaje fue intenso durante toda la jornada, al punto que cuando el horario previsto para la partida, tras el rosario meditado y la Misa de las 17, la cantidad de peregrinos hacía imposible el retiro de la ilustre visita.
El fraile que predicó la última de las misas celebradas con la presencia del relicario aseguró que el corazón del Padre Pío se queda en el corazón de los argentinos, en Luján. No de manera real, puesto que al atardecer la reliquia siguió camino hacia sus otras escalas argentinas antes de su regreso a partir del miércoles, pero sí en el recuerdo y en la oración.
Luján sabe de santos. Algunos contemporáneos llegaron a conocerla en vida: san Juan Pablo II, san Luis Orione, san Josemaría Escrivá, los beatos Pío IX y Álvaro del Portillo. La emoción con la que fue recibida esta reliquia, y lo presente que lo tienen en su espiritualidad cotidiana tantísimos argentinos, bien servirían para agrandar esa lista.
Tras visitar Luján, la reliquia del corazón del Padre Pío siguió su camino por el santuario de Nuestra Señora de Pompeya, para hoy lunes visitar la parroquia Nuestra Señora de la Piedad, y el martes visitar el hospital Garrahan, y el miércoles, despedirse de Buenos Aires en la catedral porteña, donde el jueves 19 se recibió por primera vez la reliquia y comenzó el interminable desfile de peregrinos. El Padre Pío, salta a la vista, se queda en la Argentina.
La reliquia es una parte del miocardio trasladado en una pequeña urna, venerado por separado desde la visita papal de Benedicto XVI a San Giovanni Rotondo, y tiene un significado especial porque recuerda el fenómeno místico de transverberación, experimentado por San Pío en 1918, por el cual sintió que su corazón fue traspasado. Antes de esta visita a la Argentina pasó por Paraguay, donde otros miles rezaron ante ella.