Carlota: la niña de la gran sonrisa que marcha por la vida¿Quién tiene el derecho a decidir si la vida de alguien es valiosa, o si vale la pena -o no- ser vivida? ¿Por qué algunos países -con leyes inhumanas- han pretendido ocupar el lugar de “Aquel” que es dueño absoluto de todo y a quien toda protestad sobre la vida solo a Él le pertenece por ser el Creador de la misma?
En vísperas de la XII Marcha Nacional por la Vida que tendrá lugar el 5 de mayo en Colombia para pedir que no se apruebe la eutanasia infantil, una valiente madre comparte a Aleteia lo que ha sido su caminar al lado de su hija Carlota.
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El Síndrome CriduChat que padece le provoca muchas limitaciones físicas mismas que sin embargo no le han impedido crecer en amor. Y es que Carlota es capaz de transmitir alegría y ganas de vivir a través de su elocuente sonrisa, su contagiosa alegría y su dulce mirada.
“Hace 20 años el día de nuestro matrimonio prometimos ante Dios recibir libre y responsablemente los hijos que Él tuviera a bien enviarnos. Al hacerlo sabíamos que nuestra historia sería distinta a las demás.
Nuestros dos primeros hijos nos llenaron de esperanza en el futuro. Sentíamos que nuestra promesa era fácil de cumplir y seríamos muy felices.
Cuando supimos de la llegada de nuestro tercer bebé supimos que Dios nos daría un regalo enorme sin saber que sería uno lleno de retos y de muchas lágrimas.
El embarazo fue tranquilo. Pero al nacer la bebé fuimos informados que su condición era grave y su perspectiva de vida no era “viable”. Le dieron 12 horas de vida.
Hoy Carlota tiene 13 años. Nuestra niña que nos ha enseñado lo que significa el verdadero Amor.
Carlota tiene muchas limitaciones físicas y su salud es muy frágil. Sin embargo, Dios la ha dotado de una fuerza y una alegría contagiosas.
Después de que ella naciera, muchas voces quisieron convencernos de que nuestra promesa a Dios debería cambiarse y que no sería posible cuidar de ella si llegaban más bebés.
Ante esto solo nos tomamos de las manos y le pedimos a nuestra Madre que nos ayudara a cumplir lo prometido. ¡Y así fue!
Hoy tenemos 6 hijos maravillosos, un bebé en el cielo y vivimos con la tranquilidad de saber que Dios nunca se queda corto en generosidad hacia quienes confían en Él.
La vida con Carlota no es fácil, pero nuestro dolor como padres jamás podrá estar por encima de su derecho a vivir.
Nos conmovemos ante casos como los de Charlie Gard, Alfie Evans y tantos otros que tienen que luchar contra las Cortes para poder vivir. Nuestra hija forma parte de esa población tan vulnerable que no tiene voz y que tan solo depende de quienes descubren en ellos el valor de su vida.
Muchas veces son los propios padres quienes piden para sus hijos la muerte basados en una “compasión” mal entendida.
Por esto, por los niños condenados a la eutanasia, por Carlota y por todos los bebés no nacidos es importante asistir a las marchas por la vida y por la dignidad de los más débiles.
Si no hay voces que hablen por ellos tan solo escucharemos el último suspiro de un ser humano a quien se le niega el derecho a vivir.
Desde hace 12 años hemos marchado para pedir el respeto de la vida humana desde el momento de la concepción hasta su muerte natural.
Hemos prestado nuestros pies para marchar por aquellos que no lo pueden hacer. Hemos levantado nuestras voces por quienes aún no lo pueden hacer.
Hoy volvemos a pedir a la Corte Constitucional que anule las sentencias que han despenalizado el aborto que se convirtió en algo más de 40,000 muertes de niños por nacer -el equivalente a toda la población de una ciudad-.
Que anule las sentencias de eutanasia para niños y adultos. Pedimos que se apoye al matrimonio entre un hombre y una mujer y a la familia que surge de esta unión como la base de toda la sociedad.
Te invitamos a unirte a esta gran ola de amor por la vida para que se deje vivir el corazón de los bebés aún no nacidos y de los que padecen cáncer; el de los niños y adultos enfermos y el de los matrimonios y familias. ¡Anímate, contamos contigo! Marchemos por Colombia.”