Mujeres que le cuentan al mundo su historia a través de la obra “Deja Vu, el corazón también recuerda”.“El proceso de esta obra ha sido hasta terapéutico, hemos llorado mucho al principio por las historias, pero ha sido un desahogo y nos ha hecho mucho bien, porque todas se han empoderado y esa es la fuerza del grupo”.
Estas palabras, reproducidas por la agencia EFE, pertenecen a Erika Andia, una mujer boliviana de origen aimara –famoso pueblo originario- que es directora del elenco teatral las Kory Warmis, una agrupación formada mayoritariamente por mujeres pertenecientes a ese pueblo nativo.
El elenco teatral participó recientemente del Festival Internacional de Teatro de la Paz (FITAZ) con la presentación de la obra “Deja Vu, el corazón también recuerda”.
Es que a través del teatro, estas mujeres han encontrado la mejor manera de “abrir su corazón” y hacer públicos algunos de los aspectos que más han afectado sus vidas, en particular los que tienen que ver con situación de violencia y en forma repetida.
“Es algo que probablemente ya te ha pasado, creo que todos hemos vivido de alguna manera este tema de la violencia y que vamos rememorando siempre”, agrega la directora de esta agrupación teatral las Kory Warmis, nombre en aimara que significa “mujeres de oro”.
Otra de las particularidades de esta obra tiene que ver con la falta de experiencia previa de parte de las actrices, algo que confirma aún más aquello de lo genuino a la hora de la apertura de corazón. Por lo general se trata de mujeres que viven de la artesanía, la confección de indumentaria, entre otras cosas.
Para estas mujeres acercarse al teatro les abre otra perspectiva de vida. “Varias de ellas, después de haber vivido una situación de violencia, y de haber salido de ese entorno, se consideran sobrevivientes y el teatro les ayudó a este cambio”, concluye la directora a ese medio.
Por otra parte, esta obra también se caracteriza por no agotar la temática en el tema de la mujer, pues en el propio desarrollo del libreto se enlazan otras violencias genéricas que se viven el país y que involucran tanto a hombres como jóvenes y ancianos, aclara EFE.
El ejemplo de estas valientes “mujeres de oro” en Bolivia –uno de los lugares donde más sufren las mujeres por estas causan- sirve también para muchas otras que viven en América Latina, así como en otros continentes, donde la violencia hacia la mujer es un tema que día a día genera mayor conmoción, muertes y atención de parte de la sociedad.
He aquí lo loable de un grupo que quiso no callar, desahogarse y contarle al mundo su vida y experiencia –en medio del trajín cotidiano- con la esperanza de que pronto todo ese sufrimiento llegue a su fin.
Con información en base a EFE