Estimular a los hijos en el desarrollo de la voluntad es la mejor inversión de cara a su futuro pues es un medio eficaz para desarrollo en ellos un perfil psicológico rico y positivo La voluntad es la fuerza interior que nos mueve a hacer o no una cosa y se nutre de la motivación y de la intensidad procedentes de nuestros valores.
¿Qué fácil sería si a nuestros hijos siempre les pareciera agradable lo que tienen que hacer? En muchas ocasiones encontramos que sus gustos, inclinaciones y sentimientos, no van en la misma dirección que sus deberes y obligaciones. Son situaciones conflictivas muy habituales en los hogares que sirven justamente para trabajar su fuerza de voluntad.
La educación de la voluntad comienza muy pronto, a los pocos días de nacer. Cuando las primeras necesidades del bebé ( alimento, sueño, aseo…) van siendo satisfechas en orden y a unas horas determinadas, se forman hábitos que ahorran muchos problemas posteriores.
A medida que los hijos van crecimiento es necesario que:
- realicen sus tareas escolares en un horario determinado,
- terminen cada trabajo que empiezan,
- guarden sus cosas en el lugar apropiado,
- tengan y cumplan las responsabilidades que se les van asignando de acuerdo a su edad.
Todo ello formará y fortalecerá su voluntad.
La motivación
Juega un papel muy importante en el fortalecimiento de la voluntad. Todos la necesitamos, sin embargo debemos tener comprobar que está orientada hacia buenos valores.
En la primera infancia, son les motiva lo material: dulces, juguetes… pero, a medida que crecen, sus motivaciones evolucionarán también hacia otras con valores más elevados como el querer sentir la satisfacción del deber cumplido; el valor del trabajo como un servicio a los demás; el recibir una simple palabra de aprecio, etc.
De esta forma, la escala de valores se definirá correctamente. En este sentido, el ejemplo y testimonio de los padres juega un papel muy importante porque los hijos aprenden sobre todo por imitación.
Educación emocional
Domar y educar las emociones es otro de los puntos importantes relacionados con esta educación de la voluntad de nuestros hijos. Debemos enseñarles el equilibrio entre el autocontrol y la manifestación sincera de las propias emociones.
Para ello conviene potenciar comportamientos y actitudes positivos como por ejemplo:
a) Querer y buscar siempre el bien. Fomentar en los hijos la caridad y el espíritu de servicio. Querer alcanzar cumbres altas y positivas. Un ejemplo: Antes de servirse agua, por ejemplo, servir a los demás.
b) Descubrir el valor de los propios sacrificios. Querer un bien supone renunciar a otro. Renunciar al capricho por el deber. Renunciar a mis propios planes por los de la familia, sabiendo apreciar todos los beneficios de un sacrificio hecho por un bien mayor. Otro ejemplo cuando estén sentados en la mesa, enseñarles a ofrecer al otro la mejor parte de un pastel y quedarse con la pequeña.
c) Ser firme y mantener la palabra ante los propósitos tomados. “Obra comenzada, obra terminada”. No dejar para mañana lo que se puede hacer hoy.
d) Poner atención a los detalles, aunque parezcan insignificantes. Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar. La vida está hecha de pequeños detalles porque son los que crean la diferencia y la calidad en todo lo que hacemos.