Si piensas que necesitas cambios en tu vida, sé honesto y háblalo con tu parejaEl conflicto forma parte inevitable de la convivencia, e imaginar una familia en la que no existan conflictos no es posible ni deseable, puesto que bien gestionado, el conflicto nos permite crecer y desarrollar nuevas y mejores maneras de relacionarnos.
De todos los conflictos sociales, los conflictos familiares son los más habituales y los que suelen provocar mayor dolor ya que sus integrantes sufren no sólo por ellos mismos, sino por las personas a las que quieren.
La necesidad de comunicarse y entenderse
Escucharnos mutuamente y tratar de entender la perspectiva de la otra persona, es la mejor forma de progresar hacia la solución de un problema.
Siempre deberemos tener en cuenta un factor que, hasta ahora, no habíamos analizado, y es que no sólo es necesario encontrar y dedicar un tiempo diario para hablar con nuestra pareja, sino también buscar el momento adecuado para expresar aquello que nos molesta.
A menudo, lo único que hace falta para resolver un problema es ver las cosas desde el punto de vista de la otra persona y pensar que seguramente cada persona tiene sus razones para estar o comportarse así.
Todas las personas, en diferentes momentos, podemos hacer un balance de nuestra vida en pareja. Es decir, valorar por un lado aquello a lo que hemos tenido que renunciar, lo que hemos dejado atrás y, por otra parte, todo lo que hemos conseguido al formar una pareja o una familia.
Tras este balance algunos pueden echar de menos –e incluso desear recuperar- aquellos años en los que tenían más libertad y menos responsabilidades familiares, otros pueden necesitar buscar estimulación en nuevas experiencias e incluso deseos de sentirse jóvenes de nuevo.
No obstante, es habitual que los dos miembros no se encuentren en la misma situación, por lo que los cambios serán difíciles de comprender y aceptar para el miembro que no tiene nuevas necesidades.
4 consejos prácticos
1. Modificar rutinas
Las rutinas prevalecen porque son cómodas, pero se pueden volver automáticas y por lo tanto pierden la emoción. Romperlas es más fácil de lo que se cree.
Es darle espacio a la espontaneidad, atreverse a hacer propuestas fuera de lo común y cambiar la comodidad por la acción.
Es un buen inicio para mantener siempre viva una relación.
2. Interesarse por lo que hace el otro
Los hobbies, gustos, intereses y el conocimiento del otro, pueden aportarle mucho al universo propio. Siempre habrá un ángulo de lo que el otro hace, que puede generar curiosidad en la pareja.
<p>Con esta actitud se vencen prejuicios y se amplían horizontes, creando además, espacios para compartir.
3. Tener momentos exclusivos para compartir entre dosCuando hay niños de por medio, es poco el espacio que se tiene para compartir en pareja.
Los abuelos, los tíos, la familia en general, pueden ser de gran ayuda para tener algunos momentos a solas.
También en la vida cotidiana se pueden reservar algunos espacios para vivir en pareja. El hecho es nunca olvidar que el otro, fuera de ser el papá o la mamá de mis hijos, es mi pareja.
4. Hacer de las caricias una novedad
La ternura, la solidaridad, el apoyo, son sentimientos que se expresan muchas veces con mayor claridad y contundencia con un abrazo o una caricia, que con palabras.
Las caricias tienen un efecto terapéutico, disminuyen el estrés, relajan y crean un vínculo irremplazable. Su efecto positivo es tanto para quien las da como para quien las recibe. Son sobre todo un modo inmediato de expresar los propios sentimientos y el afecto hacia la propia pareja.