Un símbolo boliviano en la lista de patrimonio de la Unesco en peligro, el planteo de desalojo y un “drama humano” que debe ser contemplado También se lo conoce como Cerro Rico. Se trata de una montaña en los Andes cercana a la ciudad boliviana de Potosí, en Bolivia, que en su momento fue el mayor yacimiento de plata del mundo. Desde ese lugar, en épocas del Imperio español, se proporcionaba grandes cantidades de plata.
Muchos recuerdan la expresión “Vale un Potosí”, popularizada por el escritor español Miguel de Cervantes a través de la obra El Quijote para hacer referencia a algo con mucho valor.
Pero esta situación, que le ha dado prestigio inicial a una ciudad que llegó a ser también una de las más grandes del continente americano, además de declarado patrimonio mundial, ha generado a lo largo de los últimos siglos consecuencias negativas que han derivado en el deterioro y puesta en peligro de la montaña.
Es en ese lugar, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, donde generaciones y generaciones de personas han dedicado sus vidas a la actividad minera, aspecto no exento de drama, pobreza y explotación.
Pero en los últimos días trascendió que los mineros que trabajan en el cerro –por encima de los 4.400 metros sobre el nivel del mar- serán desalojados con el objetivo de que pueda salir de la lista de lugares en peligro de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), recuerda la agencia EFE.
Efectivamente, la actividad minera, a lo largo de todos estos años ha provocado diversos hundimientos que han afectado la “forma cónica” del cerro, aspecto que ahora se quiere salvaguardar.
Esto fue confirmado por especialistas de la Unesco y el propio Ministerio de Culturas de Bolivia, entre otros, a través de un comunicado.
“Se deben entregar acciones integrales y ello debe ser el resultado de una serie de reuniones y talleres que apoya el organismo internacional y el Ministerio de Culturas de Bolivia”, expresó Ignacio Gómez Arriola, miembro de la UNESCO, al momento de hablar sobre la estructuración de un plan operativo para que el retiro de Cerro Rico de la lista de lugares en peligro se haga realidad en un lapso se “cinco años”.
¿Quién salvará a los mineros? Es quizás una de las interrogantes que se desprende de esta situación luego de que hasta ahora todo esté enfocado en cómo salvar al cerro.
El tema de alguna manera también ha estado presente desde hace tiempo a través de acciones que se han comenzado en años anteriores y que buscaban la reubicación de los mineros.
El propio director de Patrimonio del Gobierno Autónomo Municipal de Potosí, Osvaldo Nina, señaló que “se deben diseñar campañas de concienciación para que la población potosina caiga en cuenta de que sus inmuebles son patrimonio de la humanidad”.
Al mismo tiempo todo esto forma parte de un contexto de “drama humano” que debe ser contemplado en el corto, mediano y largo plazo. Pues además de las personas que dependen de esta actividad como sustento hay otras situaciones que van más allá y que tienen que ver con la ilegalidad, la informalidad, el trabajo inseguro, además de la explotación de niños y adolescentes.
Muchas personas que ingresan a las minas no saben si van a salir. Poner énfasis en protección del Cerro Rico, un lugar majestuoso de la “casa común” (Laudato Sí), es positivo. Pero la mirada sobre los mineros también merece el mismo esfuerzo.