Epidemia de Ébola en el Congo, llega el primer caso a un área urbana“La confirmación del primer caso de ébola, en Mbandaka, un área urbana, nos preocupa profundamente dado el alto riesgo de contagio de la enfermedad”, asegura monseñor Marcel Utembi Tapa, arzobispo de Kisangani y Presidente de la Conferencia Episcopal del Congo (CENC), en un mensaje sobra la epidemia de ébola que desde hace dos semanas afecta a la provincia de Ecuador, en las zonas de Bikoro, Wangata y Iboko. Hasta el momento, se ha informado de 45 contagios de los cuales 25 han resultado mortales.
Al expresar en nombre de la CENCO proximidad a las poblaciones afectadas y sus condolencias a las familias de las víctimas de la fiebre hemorrágica, monseñor Utembi subraya los riesgos de la propagación de la infección en la ciudad de Mbandaka, capital de la provincia de Ecuador. “Dada la naturaleza de la enfermedad y la falta de información, es de temer el riesgo de su propagación en una ciudad de 1.2 millones de habitantes y en las ciudades vecinas”, escribe mosneñor Utembi. “Varios factores preocupantes probablemente amplificarán la mortal epidemia cuya letalidad oscila entre el 20 y el 90%. Por lo tanto, la amenaza de la epidemia de ébola debe tomarse en serio a nivel provincial, nacional y regional”.
Monseñor Utembi lanza un llamamiento en nombre de la CENCO a las autoridades congoleñas, las ONGs locales e internacionales y a la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el fin de que tomen “medidas urgentes para dar una respuesta eficaz a la emergencia, mantener a raya la propagación de la enfermedad y garantizar la seguridad y la salud de la población”.
La CENCO elogia la pronta intervención de la OMS, que envió una gran delegación encabezada por el Gerente General y un equipo de expertos. “Su presencia testimonia la solidaridad nacional ofrecida a la República Democrática del Congo para hacer frente a esta enfermedad”, destaca el mensaje.
Al dirigirse a las poblaciones de las áreas afectadas por la epidemia, monseñor Utembi invita a no caer en la desesperación y la resignación, -a pesar de serias dificultades-, a confiar en la ayuda de Dios, a facilitar el trabajo de los equipos de salud y a “no ceder a miedo y la estigmatización que podrían obstaculizar la respuesta a la epidemia”.