Los obispos están preocupados por la cuestión social y el impacto de algunas políticas fiscales e impositivas, pero no apoyan una manifestación, ni implícita ni explícitamenteEn una severa falta a la verdad que no fue rectificada, varios medios de comunicación argentinos tergiversaron una reunión del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, con dirigentes sociales y sindicales.
La reunión, que como explicitó la CEA en un comunicado oficial se dio “respondiendo al pedido de algunos dirigentes gremiales”, encontró en una misma mesa a monseñor Ojea con los dirigentes Pablo Moyano, Hugo Yasqui, Gustavo Vera y Pablo Micheli, quienes encabezarán una marcha contra el gobierno argentino, en la que reclamarán contra políticas de ajuste y en rechazo a la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Aval implícito de la Iglesia a la protesta de Moyano en rechazo del FMI”, tituló el diario La Nación, en palabras que ignoran el comunicado oficial emitido por el episcopado. En la misma línea, lo hizo el diario Ámbito Financiero, que tituló “La Iglesia sumó su rechazo al acuerdo con el FMI y respaldó la marcha opositora del 21F al Obelisco”.
En el comunicado oficial se aclara que el obispo “se mostró abierto al diálogo y escuchó la preocupación expresada por los dirigentes sobre las tarifas y sobre los riesgos de un posible acuerdo del Gobierno con el FMI”. Pero en ningún momento el comunicado es explícito, ni da lugar a implícitos, con referencias a la marcha.
Que la Iglesia a través de sus obispos exprese preocupación por la cuestión social y el impacto de algunas políticas fiscales e impositivas no es novedad. Lo ha hecho a través de obispos por su cuenta y también a través de un comunicado grabado tras la última Asamblea Plenaria de los Obispos. Pero sí lo sería que apoye una manifestación en contra del gobierno, cosa que ni explícita ni implícitamente hace.
En el comunicado del episcopado argentino se aclara que el obispo invitó a los dirigentes a la Semana Social, espacio organizado por la Comisión Episcopal de Pastoral Social desde hace varios años en el que confluyen, allí sí de manera inédita, referentes de todos los sectores: sindicalistas críticos con el gobierno, opositores, máximos referentes del gobierno, entre otros.
Por la misma mesa en la que se recibió a estos sindicalistas críticos con el gobierno, han pasado, con menor o mayor volumen de difusión, líderes políticos de todos los partidos políticos, acogidos por la Comisión de Pastoral Social, la encargada de acompañar el diálogo con los Trabajadores.
¿Puede la Iglesia oponerse de manera explícita a políticas impulsadas por un gobierno? Los ejemplos de Venezuela y de Nicaragua son elocuentes. Y en la misma Argentina, en torno al debate sobre el aborto y otras cuestiones, de manera formal, la Iglesia, a través de sus obispos, no ha dudado en expresarse con claridad. Por eso, si no expresa algo, no lo expresa, ni implícita ni explícitamente.
Que la Iglesia escucha, que la Iglesia acompaña a los trabajadores a través de la Pastoral Social y el desempeño de muchos en todo el país no es novedad. Y que la Iglesia acompañe una marcha opositora no es real.