Sin embargo, en quince años, medio millón de niños de origen mexicano y nacidos en Estados Unidos, se mudaron a vivir a México La migración, la identidad propia racial o étnica, y el matrimonio fueron algunos de los muchos temas explorados en la reunión anual de la Asociación de Población de Americana (PAA, por sus siglas en inglés) en Denver que acaba de celebrarse a fines de abril pasado.
La reunión es la mayor conferencia sobre demografía en Estados Unidos, y en esta ocasión brindó un foro para que los investigadores presentaran su trabajo en más de 250 sesiones.
Uno de los aspectos más destacados de las investigaciones de la conferencia tuvo que ver –por cuestiones obvias (la construcción del muro fronterizo, la suspensión del DACA, del TPS y la constante expulsión de inmigrantes indocumentados)—con la relación Estados Unidos-México.
El principal “socio” demográfico
Como es el caso de muchas conferencias, el trabajo presentado sobre México es preliminar y puede ser revisado más tarde. El Pew Research Center, al presentar las diversas etapas del encuentro, dedica un resumen especial a un hecho especial: el que convierte a México en el principal “socio” demográfico de su país vecino.
El estudio, cuyos autores incluyen a Claudia Masferrer del Colegio de México, Nicole Denier de Colby College y Erin R. Hamilton de la Universidad de California, Davis, deja claro que las personas nacidas en México son el grupo más grande de inmigrantes de Estados Unidos y forman parte del mayor flujo sur-norte del mundo.
Sin embargo, la dirección principal de la migración se ha revertido durante la última década: después de la gran recesión mundial (cuyo origen estuvo situado en la Unión Americana), más mexicanos salieron de Estados Unidos que de personas llegadas, a veces acompañados por sus hijos nacidos en Estados Unidos.
La recesión como mecanismo de retorno
En el análisis presentado en la conferencia de PAA, investigadores de tres instituciones utilizaron datos del censo y la encuesta de México para proporcionar un retrato demográfico del estimado medio millón de niños nacidos en Estados Unidos que se mudaron a México entre 2000 y 2015.
Su análisis encontró que la migración de estos jóvenes ciudadanos estadounidenses a México aumentó de 2000 a 2010 y luego se ralentizó , lo que coincidió aproximadamente con el final de la recesión en Estados Unidos.
En 2010, la mayoría de los niños nacidos en Estados Unidos habían llegado a México en los últimos cinco años. En 2015, la mayoría había llegado más de cinco años antes. Aunque viven predominantemente en el norte de México, especialmente en Baja California y Chihuahua, los niños nacidos en Estados Unidos residen en todo el país.
Estadísticas ocultas
Según los investigadores, una parte cada vez mayor de estos niños nacidos en Estados Unidos está ahora en edad escolar. Las noticias sugieren que algunos están en el “limbo educativo” y tienen problemas para obtener una educación, a veces porque no hablan español.
La proporción de niños nacidos en Estados Unidos que tienen cuatro años o menos disminuyó en todo México después de 2010, pero no así en la región norte del país, lo que según los autores podría deberse a la afluencia continua de niños nacidos en Estados Unidos.
Este dato, absolutamente inédito, es parte de las estadísticas que apenas si conoce la actual administración federal de Estados Unidos, quien sigue pensando en flujo migratorios que son verdaderas “avalanchas humanas” y que los mexicanos que llegan a Estados Unidos no quieren regresar jamás a su país de origen.
El dato de los niños que han regresado a México –con todos los problemas inherentes a vivir en una nación que no los vio nacer—demuestra que una cosa es la realidad y otra, a veces diametralmente opuesta, es la ideologización del tema migratorio.
Con información del Pew Research Center