¿Quién no ha caído alguna vez en las manos arrebatadoras de la “pereza”? En estos tiempos es muy fácil de caer en la pereza, en la ociosidad, la flojera, la desidia e incluso, en la negligencia. ¡Son tantas las distracciones innecesarias que tenemos al alcance de la mano! Nuestro smartphone está siempre cerca, dispuesto a distraernos con una notificación de noticias, un de mensaje de WhatsApp, un email, jueguitos, etcétera, etcétera.
Suena una notificación y, sin darnos cuenta, le prestamos más atención de lo debido, perdiendo así un instante precioso en nuestra vida.
San Juan Bosco, con una frase recuerda lo que algunos Padres de la Iglesia anteriormente expresaron: “La pereza es madre de todos los vicios”, porque ésta, con el debilitamiento de la atención que provoca, abre la puerta a otros vicios que nos oprimen.
Lo contrario a la pereza es la diligencia, la constancia, la laboriosidad, la responsabilidad. Y aunque no lo parezca, vencer la pereza es bastante fácil. Solo hace falta tomar la decisión de hacerlo y poner en práctica estos sencillos consejos que nos traen los santos:
Y recuerda el sabio consejo del papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium: “Hay que vivir con alegría las pequeñas cosas de la vida (…) No te prives de pasar un buen día”.