Lo sucedido en la cadena Starbucks también sirvió como plan de entrenamiento para sus trabajadores para evitar discriminación El dicho “no hay mal que por bien no venga” terminó haciéndose realidad en la cadena de cafeterías Starbucks en Estados Unidos. La polémica detención, el pasado mes de abril, de dos estudiantes afroamericanos en una cafetería de esa cadena en la ciudad de Filadelfia, además de resolverse con un acuerdo y un proyecto educativo, alertó a los dueños a llevar a cabo un proyecto integral con sus trabajadores para evitar todo acto de discriminación racial.
El arresto arresto de Rashon Nelson y Donte Robinson, ambos de 23 años, el pasado 12 de abril, dejó perplejos a los clientes de la sucursal de Starbucks en Filadelfia. No entendían el motivo de la presencia de los agentes del orden ahí. Y es que el responsable del establecimiento había llamado a la policía porque Nelson y Robinson “no estaban consumiendo nada”.
Según la versión que contaron más tarde, los jóvenes estaban esperando a un amigo. Su detención, grabada con una cámara de celular, irritó a la comunidad afroamericana y motivó que, de inmediato, se movieran a favor de Nelson y Robinson para imponerle una demanda a la ciudad de Filadelfia por 200,000 dólares.
Finalmente, la empresa va a pagarle un dólar a cada uno de los detenidos como indemnización. Sin embargo, a cambio de que la cadena financie con esos 200.000 dólares un programa educativo para jóvenes emprendedores, enfocados en estudiantes de escuelas públicas del área de Filadelfia.
Por lo demás, este martes miles de establecimientos de Starbuscks, a lo largo y ancho de la Unión Americana cerraron sus puertas durante cuatro horas para impartir a todos sus empleados –independientemente del nivel que ocupen en la tienda—un curso avanzado de igualdad racial, aunque sea una política establecida de la cadena que está dentro de la misión y los valores que defiende.
El objetivo del curso tiene que ver con el incidente de Filadelfia, por un lado, pero también con la necesidad, expresada por los ejecutivos de Starbucks, de poder lograr que en sus establecimientos “la gente se sienta bien recibida”.
Hay que señalar que Starbucks opera actualmente más de 8,000 locales en los que laboran 175.000 empleados por todo los Estados Unidos, mismos que visitan 100 millones de personas cada semana. El cliente de Starbucks suele ser progresista e inclusivo, por lo que la respuesta tiene un claro beneficio para la cadena a la hora de preservar su reputación y disipar la polémica.
También es cierto que las ventas de Starbucks han caído últimamente. Víctima de un crecimiento desmedido, la cadena ha tomado decisiones que complican la vida a sus clientes habituales, como la “política de puertas abiertas” echada a andar, también, después del incidente de Filadelfia. En ella se dejaba no solo no consumir para poder estar en la tienda, o conectar la computadora, sino dormir la siesta, utilizar los aseos para consumir drogas, fumar o beber alcohol.
La apertura trae sus bemoles. Y los empleados de Starbucks tienen que aprender no solo a lidiar con minorías raciales, sino con aquellos que pueden espantar a sus clientes.