El hecho ocurrido este lunes en el Puente Condell refleja la grave y dolorosa situación en la que se encuentra la iglesia en el país Tres muñecos vestidos con sotanas y una faja roja fueron colgados en un puente sobre el río Mapocho en Santiago, con un gran cartel que decía: “cura abusador a la horca”.
Una vez viralizada la imagen Juan Carlos Cruz, uno de los laicos abusado por Karadima, quien en su cuenta de twitter escribió: “Condeno enérgicamente esta barbaridad de colgar muñecos en un puente representando curas. No podemos caer en esta espiral de violencia. Discutamos, levantemos la voz, denunciemos, llevemos a los criminales a la justicia. Pero NO así”.
Condeno enérgicamente esta barbaridad de colgar muñecos en un puente representando curas. No podemos caer en esta espiral de violencia. Discutamos, levantemos la voz, denunciemos, llevemos a los criminales a la justicia. Pero NO así. Via @el_dinamo pic.twitter.com/VANOyxLh3c
— Juan Carlos Cruz Ch. (@jccruzchellew) June 4, 2018
Como lo dijo Juan Carlos Cruz no se puede caer en una espiral de violencia, porque no se avanzará en la verdad y en condenar a través de la justicia a quienes han cometido delitos gravísimos.
San Juan Pablo II dijo “La espiral de la violencia sólo la frena el milagro del perdón” y como iglesia debemos de caminar hacia recomponer las confianzas y así en algún momento al perdón.
El Papa Francisco desde que conoció el informe de Monseñor Charles Scicluna ha pedido perdón: “Ya desde ahora pido perdón a todos aquellos a los que ofendí y espero poder hacerlo personalmente, en las próximas semanas, en las reuniones que tendré con representantes de las personas entrevistadas”, carta enviada a los obispos de Chile el 8 de abril.
Seguido a esta carta el Santo Padre ha realizado una serie de actos que han invitado a recomponer las confianzas y a mostrar con hechos su arrepentimiento. Invitó a su casa en Santa Marta a tres víctimas de Karadima, entre ellos a Juan Carlos Cruz; recientemente se conoció que Monseñor Scicluna y Monseñor Bertomeu viajarían a la ciudad de Osorno, diócesis que se encuentra dividida desde hace tres años por la llegada de Monseñor Juan Barros, cercano a Karadima y quien originó el proceso de escucha de Monseñor Scicluna.
Por último, el fin de semana que recién pasó nuevamente en Santa Marta el Papa Francisco recibió a sacerdotes y laicos abusados por Karadima y donde nuevamente les pidió perdón.
El hecho ocurrido este lunes en el Puente Condell refleja la grave y dolorosa situación en la que se encuentra la iglesia en Chile; emociones como rabia, pena, asombro y hasta traición son algunas de las expresiones que se escuchan en sacerdotes, religiosas y laicos.
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Sin lugar a dudas la carta que envió el Papa Francisco la semana pasada “a todo el pueblo de Dios que peregrina en Chile” dio luz de esperanza a muchos y también da pie para seguir caminando en la recomposición de las confianzas y éstas deben ir acompañadas de acciones concretas como lo ha hecho el Santo Padre hasta el momento.
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