Ante los huracanes…las islas del Caribe deben fortalecerseEl primero de junio, con la llegada de Alberto, dio inicio, formalmente, una nueva temporada de ciclones en el Atlántico; temporada que se prevé más activa de lo normal, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos. La razón de ello es el calentamiento de las aguas del Atlántico que nutren a los ciclones con una fuerza devastadora.
Es por este pronóstico que ahora más que nunca resulta crucial que las pequeñas islas del Caribe se fortalezcan y se hagan climáticamente más resilientes, ha dicho el Banco Mundial para América Latina y el Caribe, en un informe en video reciente del “Termómetro Económico y Social de América”.
Las secuelas de María
Ocho meses después de que el huracán María causara daños calculados en 1.300 millones de dólares –equivalentes al 226 por ciento del Producto Interno Bruto de 2016–, Dominica, una pequeña isla caribeña de poco más de 70.000 habitantes está renaciendo de sus escombros, despejando ya gran parte de los caminos y reconstruyendo viviendas e instalaciones más resistentes a los embates del viento y la lluvia. Su objetivo: convertirse en el primer país del mundo climáticamente resiliente.
Dominica forma parte de una mancomunidad de islas en el Caribe, llena de atractivos y riquezas naturales. Pero, también, ha sido presa de las fuerzas de la naturaleza. Primero, con el ciclón Erika, en 2015, y en 2017 con María, un huracán que, al pasar por Dominica, dejó 30 muertos, 30 desaparecidos y daños materiales enormes, al llegar a la categoría 5 (la máxima categoría) de la escala Saffir-Simpson.
María dejó a su paso más de 90 por ciento de los hogares de los habitantes de Dominica destruidos o dañados gravemente; el turismo cesó y la agricultura y la pesca, que eran los sectores que sostenían a la isla, prácticamente desaparecieron. Ocho meses más tarde, y gracias a la ayuda internacional, Dominica ha logrado ponerse de pie, pero ahora enfrentará los ciclones de otra manera.
“Nuestras esperanzas y oraciones son para Dominica”, enfatiza en el documental del Banco Mundial el primer ministro de la Mancomunidad de Dominica, Roosevelt Skerrit. Y añade: “Hemos iniciado una cruzada para comprometer a todo el Caribe de que todos somos vulnerables, ya sea en infraestructura o en el aspecto humano, y todos debemos estar preparados para enfrentar esos desastres”.
Por su parte, Tahseen Sayed, directora del Banco Mundial para los países del Caribe, subraya, en el mismo documental, que “lo principal es la recuperación con resiliencia”, es decir, que la gente tenga la capacidad de sobreponerse a los fenómenos de la naturaleza con optimismo”. Para Sayed, “las calles que estaban destruidas, ya están funcionando”. La reconstrucción toma tiempo, pero siempre hay un “ahora” para comenzar.
La visión de largo plazo
La resiliencia de Dominica tiene que ver con ese optimismo, pero, también, con cuestiones prácticas. María dejó prácticamente inservibles las vías de comunicación de la isla. Los ingenieros dominicos y la ayuda internacional que ha llegado a apoyarlos, trabajando 24 horas al día, en poco menos de ocho meses los han vuelto practicables. Con una diferencia: ahora han reconstruido previendo deslizamientos de tierra y columnas de agua que harán más difícil que otro ciclón los destruya.
El gobierno de Dominica, encabezado por Skerrit, se ha comprometido a la reconstrucción pero de una mejor manera, promulgando nuevas y rigurosas normativas de construcción y “exigiendo que los materiales puedan sobrellevar mejor el clima volátil” que trae consigo el estar expuestos a las grandes rachas de huracanes como María, con vientos que alcanzan hasta 290 kilómetros por hora.
En otras palabras, el gobierno de Dominica ha decidido reconstruir el pequeño país “con un destino resiliente”. Tanto los ciudadanos como las políticas públicas y los proyectos de reconstrucción de Dominica están mirando al largo plazo.
“Debemos asegurarnos que cuando un desastre llegue, estemos mejor preparados para afrontarlo; en caso de ser afectado, cada uno de los dominicos podrá salir más rápido del trance. Eso es lo que queremos comunicar en una sola frase cuando hablamos de resiliencia”, concluye diciendo Skerrit en el documental del Banco Mundial. Y con “esperanzas y oraciones”, seguramente serán ejemplo del mundo entero.