Sorprende descubrir que la Biblia está llena de episodios cómicos que pueden despertar una sonrisa o incluso una buena carcajadaEl libro de Proverbios está lleno de sabiduría, incluyendo esta profunda valoración del humor: “Un corazón alegre es el mejor remedio, pero el espíritu abatido reseca los huesos” (Proverbios 17,22). Aunque muchos consideran la Biblia un libro árido de historias teológicas, lo cierto es que contiene una buena porción de humor, aunque no siempre lo que esperaríamos desde el mundo moderno en que vivimos.
Una de las primeras “bromas” que gasta Dios aparece en el libro de Génesis. Cuando visita a Abraham y a Sarah, Dios dice a la anciana pareja (que ya pasó con creces sus años de tener hijos): “Yo la bendeciré [a Sarah] y te daré un hijo nacido de ella, al que también bendeciré. De ella suscitaré naciones, y de ella nacerán reyes de pueblos” (Génesis 17,16).
Abraham no pudo contenerse, “cayó con el rostro en tierra, y se sonrió, pensando: ‘¿Se puede tener un hijo a los cien años? Y Sara, a los noventa, ¿podrá dar a luz?’” (Génesis 17,17).
Sarah tuvo una reacción similar ante la noticia: “Por eso, ella rio en su interior, pensando: ‘Con lo vieja que soy, ¿volveré a experimentar el placer? Además, ¡mi marido es tan viejo!’” (Génesis 18,12). Dios la sorprendió riéndose, pero Sarah “trató de engañarlo, diciendo: ‘No, no me he reído’. Pero él le respondió: ‘Sí, te has reído’” (Génesis 18,15). ¡No se le puede tomar el pelo a Dios!
Pero Dios fue el último en reír, ya que el nombre de su hijo sería Isaac, por lo que Sarah dijo: “Dios me ha dado motivo para reír, y todos los que se enteren reirán conmigo” (Génesis 21,6). Y es que, en hebreo, Isaac significa, “él reirá”.
Otro episodio cómico aparece en el libro de Números, cuando el pueblo de Israel se quejaba en el desierto, desafiante como un niño petulante: “¡Si al menos tuviéramos carne para comer! ¡Cómo recordamos los pescados que comíamos gratis en Egipto, y los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos! ¡Ahora nuestras gargantas están resecas! ¡Estamos privados de todo, y nuestros ojos no ven nada más que el maná!” (Números 11,4-6).
Dios respondió diciendo, “el Señor les dará de comer carne. Y no la comerán un día, ni dos, ni diez, ni veinte, sino un mes entero, hasta que se les salga por las narices” (Números 11,19-20). Entonces les mandó tantas codornices que cubrieron todo el suelo, ¡hasta a un metro de altura! ¿Queríais carne? ¡Pues tomad tres tazas!
En el libro de Reyes, Elías está enzarzado en una pelea a lo ‘Battle Royale’ con algunos sacerdotes paganos y se mofa de ellos diciendo: “¡Griten bien fuerte, porque es un dios! Pero estará ocupado, o ausente, o se habrá ido de viaje. A lo mejor está dormido y se despierta” (1 Reyes 18,27). Algunas traducciones son un poco más explícitas y traducen “estará ocupado” como “haciendo sus necesidades”. Esto va en consonancia con el hebreo original, ¡así que Elías de verdad se burla de ellos diciéndoles que su dios quizás esté ocupado en el cuarto de baño!
Estos y otros sucesos en los Testamentos Antiguo y Nuevo revelan un aspecto más informal del cristianismo, mostrando que incluso Dios tiene sentido del humor y que “un corazón alegre es el mejor remedio”.