Tu hijo ha suspendido. ¿Qué haces?Es difícil mantener la calma y no preocuparse cuando un hijo o una hija trae malas notas a casa. Sin embargo, mantener la cabeza fría resulta ser la manera más efectiva de ayudarle y restaurar su confianza en sí mismo.
Los que les da igual… y los otros
No todos los niños reaccionan de la misma manera cuando les toca presentar unas malas calificaciones a sus padres. Están los que tienen aspecto confuso pero en realidad tienen una opinión propia que se callan, están los que parecen que les da todo igual pero en realidad están ofendidos o decepcionados, están los que de verdad les da todo igual, también están los que se enfadan consigo mismos…
Sea como sea, a veces es difícil para los padres separar la verdad de la mentira y saber por qué emociones está pasando su hijo.
Sin embargo, esta labor de discernimiento es necesaria para poder conectar con el niño o niña, acompañarle en lo que está viviendo y encontrar las frases y comportamientos adecuados entre la autoridad y el consuelo.
Antes de buscar cómo solucionarlo, conviene primero poner palabras a su estado. Para ello, Bernadette Lemoine, psicóloga y psicoterapeuta, sugiere comenzar así la conversación en su libro Petites phrases à leur dire pour les aider à grandir, [Pequeñas frases para ayudarles a crecer; ed. Albin Michel]:
- “Veo que estás triste, decepcionado o enfadado…”
- “Veo que no te importa sacar malas notas”
Otro punto de discernimiento sería la búsqueda de las causas:
- ¿Cuál es la razón de estos malos resultados?
- ¿Se debe a una falta de trabajo y dedicación o a dificultades reales? En el primer caso, es necesario reaccionar con autoridad y explicar la necesidad de ponerle esfuerzo. Preguntadle si ha trabajado lo suficiente y si realmente lo ha hecho lo mejor que ha podido.
Buscar soluciones con el niño
A continuación convendría buscar soluciones y mostrarse dispuesto a ayudarle con frases como:
- “¿Podemos trabajar juntos para mejorar esto?”
- “Veamos cómo podrías hacerlo mejor.”
- “¿Qué decides hacer para mejorar la próxima vez?”
Involucrar al niño o niña en la búsqueda de soluciones, acompañarlo, concentrarse en un punto específico que mejorar, le ayudará a progresar y a medir sus esfuerzos.
Revisar con él sus exámenes para entender sus errores, repasar la lección con él, explicar nociones malentendidas, son buenas herramientas de apoyo.
Ya sea escribiendo con más pulcritud, prestando atención a la puntuación, aprendiendo lecciones con más rigor, siendo más atento en clase…, hay muchas maneras de mostrarle el progreso que puede hacer.
No se trata de fijar objetivos inalcanzables, sino de acompañarle y apoyarle paso a paso en el aprendizaje.
“Sé que eres capaz de hacerlo”
Aunque se acumulen las malas calificaciones, es importante no humillar al niño y expresarle toda vuestra confianza:
- “Sé que eres capaz de hacerlo”
- “No te pido que seas el mejor, sino que lo hagas lo mejor que puedas”.
El éxito también depende de la confianza en sí mismo. Decirle que es estúpido o que no entiende nada sería contraproducente. Al contrario, hay que animarle para generar autoestima en el niño o la niña y que confíe en sus padres.
- “Si das lo mejor de ti todos los días, progresarás y estarás contento/a contigo mismo/a y yo también estaré contento/a”.