Hay muertos vivientes en su metraje pero son lo de menos ante un largometraje que sobre todas las cosas supone un ejemplar empeño por mantener la esperanzaLas películas de zombis ya no son lo que eran. Antes, uno iba a ver un largometraje de muertos vivientes para pasar miedo porque se suponía, era cine de terror. Ahora el cine de muertos vivientes no implica tener que pasar miedo y si no, vayan a ver Cargo, una de las últimas producciones de Netflix. Es cierto que hay zombis, pero como viene siendo cada vez más frecuente en el subgénero, estos no son más que una excusa.
Cargo nos cuenta la historia de un padre que debe proteger a su hija, prácticamente un bebé, en un mundo asolado por muertos vivientes. La acción transcurre en Australia, algo que podría parecer anecdótico pero que al contrario, le confiere al film un contexto muy particular. En Australia, los aborígenes, percibieron antes que nadie que la cosa se iba a ir de madre, y decidieron atrincherarse en las montañas.
Además, la presencia de los nativos australianos le añade a Cargo una carga adicional en torno a lo trascendental y lo terreno. Para los aborígenes los zombis son hombres que han perdido su alma, para el resto todo se reduce a una cuestión médica, un virus, una pandemia.
Cargo es una versión estirada y mejorada de un cortometraje que se puede ver aquí sin problema alguno. Aunque existen obvias diferencias, en esencia ambas propuestas apuntan en la misma dirección, la supervivencia de Rosie (Lily Anne McPherson-Dobbins y Marlee Jane McPherson-Dobbins), un bebé de poco más de dos años que se convierte en el centro de toda decisión dramática.
https://www.youtube.com/watch?v=qeBoe8uCcRg
En un momento de la película, un personaje le dice a otro que nunca hay que perder la esperanza y en esencia Cargo, que como ya hemos dicho, no es una película de miedo, va de eso. Aunque en realidad puede que los que nos hayamos estado equivocando seamos nosotros.
Nadie dijo que el cine de terror tuviera que provocar miedo mientras lo veíamos. El verdadero cine de terror, el bueno, es el que cala después. El que cuando lo hemos visto, tiempo después, empieza a provocarnos inquietantes preguntas en nuestra cabeza y peor aún, terribles respuestas.
Cargo, vista como película de miedo no funciona. Hay zombis sí, pero son lo de menos y además salen poco. Otra cosa es lo que queda en el film. El empeño, más allá de toda cordura, de toda lógica y de toda racionalidad por conservar la esperanza. Esto es el motor de Cargo y lo que, a su manera, lo hace un título optimista.
Hay muerte y desesperación a lo largo de su hora y media de metraje pero hay un personaje que se niega a perder la esperanza. Bueno, en concreto dos personajes, pero no voy a estropear la película nadie. Todo parece indicar que no hay nada por lo que luchar pero algo, fugaces miradas al cielo, buscando una lógica a todo lo que está ocurriendo, hacen que la esperanza se mantenga.
Alguien dijo una vez que la esperanza es lo que nos hace seguir viviendo y puede que no haya un mejor ejemplo reciente que Cargo.