46 hombres y mujeres que aspiraban a un cargo de elección popular han sido asesinadosEl primero de julio 89 millones de mexicanos podrían acudir a las urnas. ¿Podrían? En efecto, son los que están inscritos al padrón del Instituto Nacional Electoral (INE). Pero si llegan a 60 por ciento, estas elecciones millonarias en recursos públicos se darán por bien servidas.
Dos factores gravitarán sobre muchos electores que preferirán quedarse en case, viendo el Mundial de Fútbol o, simplemente, monitoreando los noticiarios de televisión para ver si “ganó el bueno”: la violencia desatada en el país y la indiferencia no exenta de rencor en contra de los partidos políticos, los candidatos y el propio presidente de la República, Enrique Peña Nieto (del Partido Revolucionario Institucional).
Desde el pasado mes de septiembre de 2017, cuando “se abrió” la “temporada electoral” hasta el lunes pasado, cuando fue asesinado Emigdio López Avendaño, candidato a diputado local del partido Morena en Oaxaca, cuando viajaba con su equipo de campaña por el municipio de San Vicente Coatlán, suman 46 hombres y mujeres que aspiraban a un cargo de elección popular ultimados por las balas, supuestamente, del crimen organizado.
Las elecciones del domingo próximo serán las más grandes y las más complicadas de la historia de México. Se eligen la friolera de 3,416 cargos públicos en todo el país. También serán las más costosas de todos los tiempos. Tan solo los partidos políticos con registro ante el INE recibieron 12.000 millones de pesos en prerrogativas, es decir, en gasto electoral. Además, recetaron al público mexicano, usando tiempos oficiales y pagando tiempos en televisión y radio, 28 millones de anuncios más que para fomentar ideas, para fomentar el miedo a que llegue el candidato contrario.
Esto ha provocado un hartazgo en el pueblo mexicano que se une a la corrupción desmedida durante el presente sexenio (trece gobernadores de los 32 estados del país se encuentran o en proceso o en la cárcel, por desvío de recursos) y a la impunidad que ha hecho que “la industria” del crimen sea una de las más “rentables” en el país.
El reino del miedo
Según la politóloga María Amparo Casar, el nivel de impunidad alcanza 97 por ciento de los ilícitos que se cometen en México, esto quiere decir, simple y llanamente, de cada cien delitos cometidos, 97 de ellos no se persiguen o no se castiga al delincuente. Por ello, y por la venalidad de los “servidores” públicos, la corrupción le cuesta a México diez puntos del Producto Interno Bruto (PIB) cada año. Y va en aumento.
Y por si esto fuera poco, la violencia cotidiana ha recrudecido el panorama de miedo de salir a la calle que existe en 75 por ciento de los mexicanos quienes el pasado mes de mayo vieron que 2.890 personas fueron asesinadas. En promedio, se cometieron 93 homicidios diarios, casi cuatro víctimas por hora. Es la cifra más alta de la que haya registro oficial en el país.
Con ello, la cantidad de personas asesinadas en los cinco primeros meses de 2018 asciende a 13.298 víctimas. Es otro récord de violencia y un repunte, en apenas tres años, de más de 75 por ciento en la tasa de homicidios en México.
Frente a ese panorama, los mexicanos irán a las urnas para elegir presidente y 3.415 cargos más. Pero no todos. Eso sí, la mayoría estará rezando a la Virgen de Guadalupe la jaculatoria más popular de todas las jaculatorias mexicanas: “Santa María de Guadalupe, salva nuestra Patria y conserva nuestra fe”.