Con las mayores reservas de agua dulce en el mundo, es una de las regiones más afectadas por el cambio climático. ¡”Laudato Sí”!Aunque la región ha experimentado un aumento en la cobertura de agua potable de un 33% en 1960 a un 85% en el 2000, 77 millones de personas aún no cuentan con acceso al agua. La cobertura de saneamiento presenta niveles aún más bajos. Aunque la región ha experimentado mejoras considerables, tan sólo el 49% de la población cuenta con servicios sanitarios. Esto significa que la población sin acceso al saneamiento sea superior a los 100 millones de habitantes.
Ser el continente más rico en términos de disponibilidad de agua per cápita, no implica que no existan poblaciones que no padezcan de una seria escasez de agua. Países como Perú, El Salvador y México desde ya experimentan el denominado “estrés hídrico”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha manifestado en varias ocasiones que el 85% de las causas de enfermedades y de muertes en el mundo, se asocian con el agua contaminada y la carencia del líquido. Anualmente, la disentería, la diarrea y otras enfermedades hídricas cobran las vidas de 3 millones de personas.
América Latina no escapa a esta realidad: anualmente se reportan 150,000 muertes por enfermedades hídricas, 85% de las cuales, ocurren en niños menores de 5 años de edad.
Desde 1940 la extracción mundial de agua creció a un ritmo anual de entre 2,5 y 3%, en contraste con un incremento demográfico de entre 1,5 y 3 por ciento. Estiman que se transformará en un bien que cotizará en Bolsa, tal y como ocurre con el petróleo, el hierro, la soja y demás bienes o recursos.
Hay otros, más pesimistas, que prevén que las guerras del futuro no serán por territorios, ni por riquezas, ni siquiera por religiones, sino por agua.
En 2050, cerca de mil millones de personas vivirán en ciudades sin suficiente agua, según datos del Banco Mundial. Esto sucederá en gran medida por el aumento de la población y, en consecuencia, la creciente demanda.
A pesar que Latinoamérica cuenta con alrededor del 31% de las fuentes de agua potable en el mundo, podría ser una de las regiones más afectadas en una eventual crisis provocada por cambio climático, aspecto que merece rápida acción y reflexión a la luz de la encíclica del papa Francisco “Laudato Sí”.
Si bien 70% de la superficie del mundo está cubierta de agua, sólo 2,5% del volumen total es dulce, mientras que 97,5% es agua salada. Casi 70% de esa agua dulce está congelada en los casquetes polares. Del restante 30%, la mayor parte se presenta como humedad del suelo o se encuentra en profundos acuíferos subterráneos inaccesibles. Menos de 1% de los recursos de agua dulce del mundo está al alcance del consumo humano.
Según un informe del Banco Mundial referido a la distribución de agua fresca por continente, América latina y el Caribe participan con 31% del total; Asia del Este y Pacífico, con 22%; América del Norte, con 21%; Europa y Asia Central, con 12%; los países africanos al sur del Sahara, con 9%; el sur de Asia, con 4%, y Oriente Medio y el Norte de África participan con apenas 1% del total.
Pese a que la región alberga la tercera parte del agua dulce del planeta, son graves y notorios los problemas de algunos países de América Latina para proveer de este recurso a su población
“Las causas más conocidas son las sequías y la contaminación, pero existen otras que también son cruciales, como la limitada eficiencia de las empresas de agua, la infraestructura en mal estado o inadecuada o la falta de inversión en operación y mantenimiento”, aseguró, desde 2015, Wambui Gichuri, quien ejercía la gerencia de recursos hídricos para América Latina y el Caribe del Grupo Banco Mundial.
El agua fresca renovable (en metros cúbicos anuales per cápita) al 2000 para el mundo en su conjunto es de 8.513; y en un ranking de 19 países, la Argentina ocupa el 11° lugar, con de 23.693; Chile, el 8°, y Brasil, el 10° puesto. Se estima que alrededor de 50 países ya padecen de escasez hídrica. En esta lista figuran Irak, Angola, Costa de Marfil, Egipto, Somalia, Madagascar, Jordania, Afganistán, Túnez y Kuwait.
En lo que se refiere a Suramérica, las dificultades en la provisión de agua potable se registran tanto en grandes urbes –Lima, México DF o São Paulo—, como en zonas rurales. La cantidad de agua anual, medida en metros cúbicos por persona, es significativa en la región. Chile tiene 56.707; Brasil, por su parte, cuenta con 41.941; le sigue Uruguay, con 39.572; luego se ubica Bolivia con 35.271 y, por último, la Argentina con 23.693.
Después de Haití, los países de la región con menor acceso al agua potable son República Dominicana, Perú (86,7 por ciento), Ecuador (86,9 por ciento), Nicaragua (87 por ciento) y Bolivia (90 por ciento).
Los expertos opinan sobre el meollo del problema: el agua en este continente es abundante pero mal distribuida. Al respecto, las cifras más auspiciosas son: los países con mejor distribución y acceso al servicio son Uruguay (99,7 por ciento), Belice (99,5 por ciento), Argentina (99,1 por ciento), Chile (99 por ciento) y Brasil (98 por ciento). No obstante, “incluso en países que muestran altos porcentajes de acceso a estos servicios, en muchos casos la población sigue experimentando serios problemas, como agua turbia, suministro intermitente o baja presión”, ha sido la advertencia del Banco Mundial.
En cuanto al saneamiento, el Banco Mundial estima que solo 20 por ciento de las aguas residuales recolectadas en América Latina reciben tratamiento, “lo que genera importantes daños al ambiente”.
No en balde el BID se ha preguntado: Si en el mundo existe tanta agua dulce, 35 millones de km3 para ser exactos… ¿cómo es posible que hoy más de 750 millones de personas no tengan acceso al agua? Al mismo tiempo, el continente americano cuenta con el 31% de las reservas de agua dulce del mundo. ¿Es posible que los países que conforman América Latina puedan aprovechar esta situación y transformarla en una gran oportunidad?
Es claro que la disponibilidad del recurso no significa que éste sea accesible a la totalidad de la población. Esto implica que la mayoría de los países que cuentan con niveles de disponibilidad altos, experimenten disminuciones en los niveles de cobertura de agua potable para sus poblaciones.
Con el 33% de los recursos hídricos renovables del mundo, Latinoamérica es el continente con la disponibilidad más alta del mundo. Sus 3100 m3 de agua per cápita por año, duplican el promedio per cápita mundial. La gran mayoría de los países de la región cuentan con disponibilidades catalogadas entre altas y muy altas en razón de su superficie y población.
El reto parece centrarse en superar la deficiente gestión del agua en lo que se refiere a la extracción desregulada, el desperdicio y el tratamiento de aguas residual.
Te puede interesar:
Un mexicano comienza a hacer realidad la posibilidad de potabilizar el agua de mar