Luchar contra la violencia sexual es un reto complicado, pero no imposible
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que un 35% de las mujeres en todo el mundo ha sufrido al menos alguna vez violencia sexual, por parte de sus parejas, familiares o de desconocidos. Dato posiblemente erróneo, teniendo en cuenta que se estima que sólo el 5% de las mujeres agredidas sexualmente se atreven a denunciar.
Una situación insostenible a nivel mundial que se agrava en el caso de algunos países. Según los últimos datos (2017), Etiopía suponía el país con más casos de violencia sexual registrados (59%), seguido por Bangladesh, Perú, Tanzania, Tailandia, Samoa, Namibia, Brasil, Serbia y Montenegro y Japón En Estados Unidos 8 de cada 10 casos de violación son perpetradas por personas que conocen a la víctima.
España es un país donde se reportan abusos sexuales, últimamente creciendo alarmantemente en número y rudeza. Muchos de ellos perpetrados por adolescentes. Una situación que tiene perpleja a la sociedad española, preocupados a los padres y en estado de alerta a los medios de comunicación y redes sociales. Abundan los reportajes al respecto.
Diversos estudios aseguran no obstante, que América Latina es la región más violenta en lo que a violencia contra las mujeres se refiere. Pero hay países donde la incidencia es mayor. Las mujeres, en líneas generales, se encuentran en una clara situación de riesgo. Reciben violencia de parejas y de extraños, en forma de actos como el acoso verbal sexual (llamado también hostigamiento sexual) hasta la penetración forzada. Y existen presiones que se inscriben en el rango de violencia social a través de amenazas o las redes sociales, la intimidación por la fuerza física, extorsión, intimidación psicológica o diferentes tipos de amenazas.
Te puede interesar:
Prepara Familia: Cómo prevenir la violencia contra las mujeres
Actualmente, la violencia contra las mujeres y las niñas es uno de los abusos más perversos contra los derechos humanos en el mundo. Hay mucho por hacer para aliviar esta situación.
Baste decir que, más allá de la violencia sexual –motivo de este escrito- de los 25 países con mayores tasas de asesinatos a mujeres, 14 son latinoamericanos. Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), al menos 12 mujeres son asesinadas por día en la región por el simple hecho de ser mujeres. Honduras, El Salvador, República Dominicana y Guatemala figuran como los países más peligrosos para el género femenino. De la violencia al feminicidio, solo hay un paso.
Los análisis indican que en los países de América Latina y El Caribe las tasas de violencia sexual inflingida por la pareja fluctúan entre un 5% y 15%. Según el Observatorio de Seguridad Ciudadana de la Organización de Estados Americanos (OEA), en América del Sur los países con mayores casos de violencia sexual son Bolivia, Perú y Brasil, respectivamente.
A pesar de que se desconoce mucho acerca del tema, los datos de la OMS del 2015 informaban que entre el 0,3% y 12% de las mujeres habían sido forzadas sexualmente después de los 15 años de edad por alguna persona que no era su pareja. En Lima, Perú, el porcentaje de mujeres jóvenes que informaron que su iniciación sexual había sido forzada fue de un 40%, cuatro veces más alto que entre los hombres (11%).
Un gran número de niñas ha sufrido acoso sexual de camino a la escuela en diferentes países de América Latina. Además, se conocen datos en diversos países sobre la alta prevalencia de acoso sexual en escuelas, universidades y centros de trabajo.
La lucha contra la violencia sexual se focaliza en algunas acciones básicas: una de las maneras de visibilizar la situación y prevenir violencias sexuales es la información. La educación que se ofrece en familia a los hijos y el lenguaje verbal utilizado en su entorno también pueden ayudar a mejorar la situación progresivamente. Un dato interesante es que Costa Rica aparece como el primer país que cuenta con una ley de hostigamiento sexual en espacios como las escuelas y centros de trabajos.
Hay gente valiente, integrada a organizaciones que trabajan por erradicar la violencia sexual y se enfrentan a redes de trata de mujeres y otras peligrosas mafias; personas que dan su vida por ayudar a mujeres víctimas de violencia sexual. Llevan adelante iniciativas en redes sociales que visibilizan el problema o bregan en instituciones que poco a poco consiguen pequeños cambios en las legislaciones de los países. Apoyar estas iniciativas siempre es una buena forma de cambiar la situación insostenible de violencia sexual.
Te puede interesar:
El Papa: Explotar a las mujeres es un pecado contra Dios