Descubre una devoción especial en el día de la Virgen del Carmen, patrona del país sudamericanoA pesar de la crisis que vive la Iglesia en Chile, más de 200.000 personas llegaron a celebrar a la Virgen del Carmen de La Tirana, o como cariñosamente la llaman la “Chinita”.
La fiesta de devoción popular y espiritual más grande del norte de Chile. El pequeño pueblo de La Tirana cada año recibe a miles de devotos, bailarines, turistas y familias enteras que vienen a cumplir la manda que le hicieron a la chinita el año anterior.
“Para los que somos del norte o los devotos de la Virgen de La Tirana se convierte en un año nuevo. Aquí venimos como siempre a pedir, a dar gracias y porque no decirlo a pagar nuestras deudas con la “Chinita”; ella nos marca y es nuestro eje para vivir hasta el próximo año. Aquí el año se vive de 16 en 16 de julio” relata Juan Esteban Hormazabal.
“Yo le bailo a la chinita para darle las gracias por estar en el colegio y por la familia que tengo”, cuenta emocionado Paul de 11 años, que le baila a la Virgen desde los seis. Ser bailarín en La Tirana es un honor, practican durante todo el año, diseñan y confeccionan sus trajes para bailarle a la “Chinita”.
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Este año fueron 202 cofradías, grupos de bailes, que se distribuyeron la explanada del Santuario y las calles de alrededor, donde se les ve danzando desde que sale el sol hasta la noche, y esto durante los 10 días que dura esta fiesta de devoción popular. Son los mismos laicos quienes organizan y distribuyen los horarios de los bailes, y eso lo hace ser una fiesta absolutamente del pueblo.
“Sus fiestas patronales, sus bailes religiosos —que se prolongan hasta por una semana—, su música, sus vestidos hacen de esta zona un santuario de piedad y espiritualidad popular. Porque no es una fiesta que queda encerrada dentro del templo, sino que ustedes logran vestir de fiesta a todo el poblado. Ustedes saben celebrar cantando y danzando «la paternidad, la providencia, la presencia amorosa y constante de Dios. Y así llegan a engendrar actitudes interiores que raramente pueden observarse en el mismo grado en quienes no poseen esa religiosidad: paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptación de los demás, devoción”, homilía del Papa Francisco en Iquique en enero del 2018.
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