Para eliminar el plástico en nuestras vidas, comenzar diciendo: “¡Sin bolsa, por favor!”
La ciudad de Querétaro, en el centro de México se convirtió en agosto de 2018, y según dicen sus autoridades, en la primera ciudad latinoamericana en prohibir el uso de bolsas de plástico en los comercios, las pequeñas tiendas y los supermercados.. Su
La medida fue antecedida por una intensa campaña. Su lema es bastante pegajoso y manifiesta la necesidad ciudadana de poner su granito de arena en la conservación del medio ambiente: “¡Sin bolsa, por favor!”.
El alcalde de Querétaro, Marcos Aguilar, quien ha impulsado esta medida no del todo popular (sobre todo entre los fabricantes y expendedores de bolsas de plástico) dijo:
“Nuestro planeta, el país y desde luego Querétaro reclaman urgentemente la acción decisiva de gobierno y ciudadanos para detener esta carrera mortal que deteriora nuestra naturaleza”.
Según los datos que posee Aguilar, cada familia mexicana utiliza un promedio anual de 650 bolsas de plástico que, posteriormente, tira a la basura.
“Estas bolsas, elaboradas con productos tóxico derivados del petróleo –afirma Aguilar—tardan en degradarse entre 150 y 700 años, tiempo durante el cual contaminan el ambiente”.
La medida toma fuerza si se piensa que en México viven casi 35 millones de familias. Multiplicado por el número de bolsas de plástico desechadas dan un total de más de dos mil millones de bolsas tiradas anualmente.
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El cargo no disminuye el uso
Día Internacional sin bolsas de plástico (celebrado el 3 de julio), Zero Waste Europa (ZWE) y Surfrider Europa (SFE), pusieron en relieve que los estados miembro de la Unión Europea se estaban retrasando en la eliminación de las bolsas de plástico de un solo uso y, aún más, en la reducción de la contaminación por plástico.
En vez de establecer prohibiciones a las bolsas de plástico de un solo uso, la mayoría de los países optaron por acuerdos voluntarios con los distribuidores o por incorporar un cargo a las bolsas de plástico.
La incorporación de tasas o costes sobre las bolsas pueda tener un impacto sobre la actitud de las personas consumidoras.
Pero las plataformas señalaron que solo las restricciones a la distribución de bolsas tendrían resultados adecuados para la reducción de las mismas.
De hecho, el cargo que se ha impuesto en muchos países es demasiado bajo o solo se limita a unos pocos distribuidores, por lo que no supone un cambio real.
La falta de control sobre la aplicación también impide el cumplimiento de las medidas establecidas.
El informe también dice que la excepción de tasas o las prohibiciones de las bolsas muy ligeras o biodegradables son un error para avanzar hacia el residuo cero.
Las organizaciones ponen de manifiesto la contradicción que estas medidas suponen en la lucha contra la contaminación por plástico y la cultura de usar y tirar.
Y remarca la existencia de alternativas reutilizables como bolsas de tela, cestas o carritos, las opciones que deberían priorizarse.
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Por un mundo de justicia ambiental
A nivel internacional están surgiendo organismos ciudadanos importantes como el Break Free From Plastic Global Movement (BPGM) que están haciendo un llamado a todos los estados en el mundo.
Tratan de implementar con urgencia una directiva de bolsas de plástico con la finalidad de poner fin a la contaminación por este producto de uso masivo.
BPGM es un movimiento global con la visión de un futuro libre de contaminación por plásticos.
Desde su creación en septiembre de 2016, más 1.279 grupos de todo el mundo se han unido a esta red para demandar la reducción masiva de los plásticos de usar y tirar y presionar a favor de soluciones duraderas que pongan fin a la crisis del plástico.
La meta común que comparten estas organizaciones es la de llevar “el cambio sistémico a través de un enfoque integral que aborde la contaminación plástica en toda la cadena de valor del plástico, centrándose en la prevención en lugar de la cura, y proporcionando soluciones efectivas”.
Y su visión, misma que ya comienza a seguirse en América Latina –el ejemplo de Querétaro puede ser un detonador—es crear “un mundo donde la tierra, el cielo, los océanos y el agua albergan abundancia de vida, no abundancia de plástico , y donde el aire que respiramos, el agua que bebemos y los alimentos que comemos están libres de tóxicos. -productos de la contaminación plástica”.
“En este mundo, los principios de justicia ambiental, justicia social, salud pública y derechos humanos lideran la política gubernamental, no las demandas de las élites y las corporaciones. Este es un futuro en el que creemos y estamos creando juntos”, termina diciendo este movimiento: https://www.breakfreefromplastic.org/
Con información de www.ecoticias.com
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