La esperanza de que en el país sudamericano la vida humana siga siendo defendida desde el momento de la concepción está latente.
Tras meses de debate y discusión, el 8 de agosto el Congreso argentino podría definir si la Argentina sigue siendo un país en el que el Estado protege a la vida desde la concepción o si legaliza el aborto.
El proyecto de ley que ya cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados suscitó miles de reacciones en todo el país. Desde ciudadanos a pie hasta municipios enteros, pasando por colegios, hospitales, y muchísimas instituciones de distintos tipos, en la Argentina pocos parecieron indiferente ante la discusión.
En las manifestaciones, hubo mensajes claros: los promotores del aborto libre concentraron sus acciones en la Capital, con un fuerte apoyo del mundo del espectáculo y del periodismo porteño. Sin embargo, desde el interior del país, desde las provincias y también desde el propio Gran Buenos Aires, fueron masivas las expresiones de rechazo al cambio en la legislación y de apoyo al cuidado y protección de las dos vidas, de la madre y del niño.
Es el caso de provincia de Tucumán, cuya legislatura local, por abrumadora mayoría, declaró a la provincia “Provida”. Por 39 votos a 4 la legislatura se comprometió a asumir “como política de Estado la defensa de la vida desde el momento de la concepción en el vientre materno”.
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La declaración está en consonancia con lo dispuesto por el artículo 146 de la Constitución provincial, que explícitamente dice: “El Estado garantizará el Derecho la vida desde la Concepción”.
Municipalidades como la de Banda del Río Salí ya adhirieron a la declaración de la legislatura. Sin embargo, de los tres senadores tucumanos una, Beatriz Mirkin, ya adelantó que votará a favor del aborto, y uno, José Alperovich, permanece indeciso.
Distinto es el caso de la senadora Silvia Beatriz Elías, que mostró un gran compromiso con el debate, asistiendo a prácticamente todas las ponencias de las audiencias públicas, y adelantó que votará en contra del proyecto de legalización.
Otro caso que refleja el sentir dominante del interior es el de La Rioja, capital de la provincia homónima. Allí el intendente autorizó a que los empleados municipales que lo deseen participen de una marcha que tuvo lugar el mediodía del 3 de agosto, liberándolos de sus responsabilidades laborales durante dos horas e incluso disponiendo transporte gratuito para que puedan participar.
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Asimismo, desde el Gran Buenos Aires hubo localidades absolutamente volcadas hacia la defensa de la vida, no solo desde lo declarativo, sino desde los hechos. Ha sido una constante ver a los principales funcionarios del municipio de San Miguel, encabezados por su intendente, en los principales actos a favor de la vida desde la concepción y de la madre.
Asimismo, el municipio, tal como expuso su secretario de salud en el Congreso de la Nación, lleva adelante un programa de acompañamiento, atención y seguimiento de la mujer vulnerable, con excelentes resultados en cuando a la decisión de continuar con embarazos primeramente no deseados.
A continuación, compartimos su exposición:
Las marchas en todo el país han sido multitudinarias. También en la Capital, como lo demostró la del 4 de agosto organizada por la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas, a la que se sumaron grupos de todo el país. Y antes las dos marchas por la vida previas a la votación en la Cámara de Diputados.
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La Conferencia Episcopal convocó para el miércoles 8, a las 20, a una Misa por la Vida en la Catedral de Buenos Aires. Se estima que a esa hora, en la misma ciudad, los senadores estén debatiendo previo a la votación, que podría darse en horas de la madrugada.
De acuerdo a lo que los senadores han ido adelantando públicamente, hay una paridad en la cantidad de votos, aunque según consigna la prensa nacional, habría una tenue ventaja del rechazo al proyecto del aborto. Pero todo puede pasar. Hasta el año pasado, las senadoras por la provincia de Buenos Aires Gladys Gonzalez y Cristina Fernández de Kirchner, del oficialismo y de la oposición respectivamente, se manifestaban públicamente en contra de la despenalización del aborto, y recientemente cambiaron su voto.
La esperanza de que en la Argentina la vida humana siga siendo defendida desde el momento de la concepción está latente. Y se sostiene en las familias que desde todo el país han marchado, rezado, y resistido a la violencia de una corriente cultural dominante que las han tratado de medievales y retrogradas, entre otros calificativos.
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