A las personas brillantes les cuesta ‘ponerse en marcha’ y por ello, a menudo, se las tacha de vagas o perezosas Las personas que dedican gran parte de su tiempo a pensar son menos activas físicamente según una investigación realizada entre la Universidad Estatal Apalaches y la Universidad del Golfo de Florida en EEUU publicada en el Journal of Health Psychology.
Por norma general, la gente “lista e inteligente” realizará estudios superiores y accederá a trabajos que requieren una capacidad intelectual alta -ingenieros, abogados, médicos-. La mayor parte de ellas acaban sentadas delante de un ordenador mientras que otros construyen casas, carreteras, repartirán mercancías, etc… Ergo, las personas listas serán menos activas físicamente.
Sin embargo, la conclusión más relevante del estudio es que, las personas que piensan mucho no son necesariamente mas listas que las que no dedican tanto entusiasmo a cultivar su intelecto.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores estudiaron a dos grupos de 30 estudiantes. El primero se componía de estudiantes que mostraban una necesidad cognitiva alta y el segundo formado por alumnos con una necesidad cognitiva inferior. Para la clasificación respondieron a preguntas tipo: “¿te gusta enfrentarte a situaciones que te hagan reflexionar?”, o “¿te divierte pensar?”, o “¿te gustan las tareas que, una vez aprendidas, no necesitan que pienses demasiado?”.
Durante una semana los alumnos llevaron una pulsera que cada 30’ registraba los niveles de actividad física realizada, excepto durante las horas de sueño. Los resultados evidenciaron que los alumnos con menos necesidades cognitivas tienen una frecuencia de actividad física superior durante todos los días de la semana.
Para Ares Anfruns, psicoterapeuta, “las personas con altas capacidades intelectuales se caracterizan, entre otras cosas, por comprender ideas complejas y abstractas y por poseer un comportamiento creativo a la hora de encontrar soluciones. Debido a esta condición su ritmo para pasar a la acción y ‘ponerse en marcha’ es diferente al de otros; no es que no lo hagan sino que lo retardan. En mi opinión, no es la pereza lo que les define sino un ritmo diferente“. En nuestra sociedad la inactividad se teme y nos despierta la culpa porque estamos preparados para la acción y si hemos hecho 25 cosas en lugar de 10 nos sentimos mucho más satisfechos.
A la vista queda que la cuestión no es simple. No se puede resumir afirmando que un alto cociente intelectual condiciona a las personas a ser más sedentarias. Y tampoco que las personas con un cociente intelectual más bien bajo no puedan disfrutar de la vida contemplativa.
De sobras conocemos los beneficios para la salud que conlleva practicar actividad física diaria y eso nos incluye a todos sin distinción aunque, a favor de los “listos”, habría que evitar el prejuicio de tacharlos de vagos o perezosos y comprender que, simplemente, viven en su cerebro.