La respuesta ante el “terremoto” que generó el tema de los abusos sexuales en el país sudamericano Desde la renuncia de todo el Cuerpo Episcopal de Chile ante el Papa Francisco el pasado 17 de mayo, los laicos comprometidos han asumido un rol activo en la renovación y en volver a poner a Cristo al centro de la vida, sin embargo, lo anterior no sería posible si no se volviera a tejer la confianza entre los fieles y el Clero y eso sólo se logra a través del diálogo y el acoger al otro.
El fin de semana que llegaron a Chile el cardenal y arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, y los obispos auxiliares de la Arquidiócesis tenían que participar en el cierre de la Asamblea del X Sínodo de Santiago; y esa fue la ocasión elegida para que el clero de Santiago acogiese las inquietudes, testimonios y opiniones de los laicos que se encontraban participando de este encuentro.
Fue en esa asamblea que el arzobispo de Santiago y sus obispos auxiliares escucharon la “rabia, vergüenza, tristeza y dolor”, “frente a los abusos cometidos y la incapacidad para enfrentarlos”. Así, tras las reflexiones generadas en los grupos de trabajo, los llamados sinodales -jóvenes y adultos, laicos y religiosos- leyeron frente a la asamblea, sus conclusiones – que forman parte de los documentos oficiales del Sínodo entregados al Arzobispo- partieron por pedir “perdón a todos y todas las víctimas de abusos de nuestra Iglesia”.
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“Nos avergüenza el que en nuestras comunidades y movimientos muchas veces hayamos sido ciegos a los abusos de miembros de nuestra Iglesia, o que no siempre hayamos tenido el coraje de denunciarlos”, expresaron.
Asimismo, a través del documento, los sinodales se comprometieron a “fortalecer nuestro procesos pastorales y formativos, centrados en la pedagogía de Jesús, generando ambientes sanos y seguros para que en nuestra Iglesia nunca más haya abusos, para que ella sea más profética, para que acoja los signos de nuestro tiempo y con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, construyamos un país y una Iglesia en los que todos y todas aportemos, nos sintamos amados, respetados, cuidados y especialmente los hambrientos, privados de libertad, migrantes y víctimas de abusos”.
Por su parte el Administrador Apostólico de la Diócesis de Valparaíso, Monseñor Pedro Ossandón, se reúne de manera mensual con los distintos movimientos laicales, comenzado con la Eucaristía y después se reúnen para conversar sobre los avances y preocupaciones. Laicos con mayoría de edad, como dijo el Papa Francisco en su visita apostólica a Chile en enero pasado.
Por su parte, el arzobispo de Concepción, Monseñor Fernando Chomalí, también ha ido desarrollado distintos encuentros con comunidades para escucharlos. Cristian Acuña Mieres, director del Instituto San José de Cañete, comentó: “El arzobispo realizó una exposición acerca del reciente Sínodo, para luego responder preguntas, principalmente de actualidad, de temas tales como la problemática mapuche, fue un encuentro bastante ameno, cercano, con un diálogo distendido, donde comentó anécdotas y experiencias de vida”.
El Papa envío una carta al Pueblo de Dios que peregrina por Chile donde dijo: “Hoy sabemos que la mejor palabra que podemos dar frente al dolor causado es el compromiso para la conversión personal, comunitaria y social que aprenda a escuchar y cuidar especialmente a los más vulnerables. Urge, por tanto, generar espacios donde la cultura del abuso y del encubrimiento no sea el esquema dominante; donde no se confunda una actitud crítica y cuestionadora con traición. Esto nos tiene que impulsar como Iglesia a buscar con humildad a todos los actores que configuran la realidad social y promover instancias de diálogo y constructiva confrontación para caminar hacia una cultura del cuidado y protección”.
La petición del Papa se ha ido plasmando en estos encuentros que los Obispos van propiciando con sus comunidades, sacerdotes y diáconos. Diálogo y acogimiento es por donde la iglesia chilena camina en estos momentos, donde todavía falta que el Santo Padre acepte más renuncias entre ellas el del Cardenal Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago.
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