Una piadosa tradición reúne cada 25 de julio a los niños en recuerdo de los que ayudaron al santo a quitarse la molestia del pieCuentan que el Apóstol Santiago, a su regreso de Zaragoza, donde se le había aparecido la Virgen del Pilar en carne mortal, iba a pie junto a su borrico camino de otras tierras donde anunciar el Evangelio.
El pobre Santiago, cuando quedaban pocos kilómetros para alcanzar la ciudad de Lleida, en Butsènit, sufrió un percance: fue a clavársele una espina en el pie. Tanto era el dolor que era ya noche cerrada y el Apóstol no podía casi andar pero tampoco lograba quitarse la espina porque no se veía nada.
En este punto, la leyenda tiene dos versiones.
La primera versión dice que entonces unos ángeles bajaron del cielo y ayudaron a Santiago Apóstol a quitarse el pincho.
La segunda narra cómo los niños de Lleida acudieron con farolillos encendidos en ayuda del Apóstol y le dieron luz suficiente para que pudiera ver dónde tenía clavada la espina y así desprenderse de ella.
En cualquier caso, el Apóstol quedó tan agradecido a la ciudad y a los niños que les prometió una protección especial.
De esta narración, en la ciudad de Lleida existe una iglesia dedicada a Sant Jaume (Santiago Apóstol), que popularmente se conoce como Lo Peu del Romeu, en recuerdo de aquel accidente con el pie.
La capilla se encuentra en pleno casco antiguo de la ciudad, en la confluencia de la calle Mayor con la calle Cavallers. Cada 25 de julio, festividad del Apóstol, se celebra una misa oficiada por el obispo de Lleida.
La Processó dels Fanalets, una procesión de niños
La víspera del día 25, todos los niños de Lleida se reúnen en la Processó dels Fanalets, la procesión de los Farolillos, en recuerdo de los pequeños que ayudaron al santo. Incluso existe un concurso de farolillos para premiar el mejor decorado.
En la procesión hay un paso en el que se ve a Santiago quitándose la espina y acompañado de un ángel.
Con esta fiesta, Lleida conmemora que es Camino de Santiago. Concretamente pasan por la ciudad los peregrinos que proceden de Francia (Narbona) y han pasado por Barcelona, así como los que comienzan en Montserrat.
Otra versión de la leyenda narra que, en vez de regresar de Zaragoza, San Jaime (Santiago) procedía de Barcelona y se dirigía a Zaragoza. El accidente con la espina se produciría en el camino a la altura de la puerta de San Antonio de Lleida y por aquella razón los niños de la localidad habían podido acudir en su socorro.
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