El Pontífice recibió a los Frailes Menores Capuchinos y les animó a mantener una gestión transparente y profesional de los recursos económicos
El papa Francisco instó a todos los cristianos seguir el estilo de Dios entre humildad y sencillez. Lo dijo en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, en la audiencia a los participantes en el 85° Capítulo General de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos.
El Papa ha pronunciado un discurso improvisado, pero publicamos a continuación algunos conceptos clave que el Pontífice había preparado y ha entregado a los presentes en el curso del encuentro.
El Obispo de Roma indicó que el Señor actúa haciendo las cosas simples por tanto, “la humildad y la simplicidad son el estilo de Dios; y este es el estilo que todos los cristianos estamos llamados a asumir en nuestra vida y en nuestra misión. La verdadera grandeza es hacerse pequeños y servidores”.
El Pontífice enumeró algunos elementos de ese estilo de Dios que debe permanecer en ellos: “la consagración total a Dios hasta el martirio, cuando es requerido, la vida sencilla entre la gente, la sensibilidad hacia los pobres, el acompañamiento espiritual como cercanía y humildad que nos permite acoger a todos”.
Los frailes se congregaron en Roma para reflexionar alrededor del Evangelio “Aprended de mí… y encontraréis” (Mt 11:29), en el Colegio Internacional “San Lorenzo de Brindisi”, del 27 de agosto al 16 de septiembre de 2018.
“En el surco de este estilo de vida, caminad animados por un renovado celo para adentraros, con libertad profética y sabio discernimiento, por caminos apostólicos valientes y fronteras misioneras, cultivando siempre la colaboración con los obispos y los otros miembros de la comunidad eclesial”, expresó.
En efecto, Francisco les saludó en ocasión de la preparación de la elección del nuevo gobierno de la Fraternidad: “Siguiendo los pasos del Divino Maestro y el ejemplo de San Francisco”.
Entretanto señaló que los franciscanos dan una aporte al estilo de vida cristiano: “Con esta menoría en el corazón”. Todo ello “en contacto directo con diferentes pueblos y culturas, especialmente con tantas personas pobres y que sufren”.
El Sucesor de Pedro lamentó que “nuestro tiempo muestra signos de un evidente malestar espiritual y moral, debido a la pérdida de las referencias seguras y consoladoras de la fe”. “¡Cuánta necesidad tienen hoy las personas de ser acogidas, escuchadas, iluminadas con amor!
Para seguir por este camino recomendó que sus comunidades y estructuras manifiesten “sobriedad y frugalidad, una señal visible de esa primacía de Dios y de su Espíritu”
En esta perspectiva, “también la gestión transparente y profesional de los recursos económicos es imagen de una verdadera familia que camina en corresponsabilidad y solidaridad entre sus miembros y con los pobres”.
Otro aspecto importante – señaló – de la vida religiosa “es la unidad y la comunión, que se realizan dedicando un amplio espacio a la escucha y el diálogo para fortalecer el discernimiento fraterno”.