Algunas balas contra los obispos estadounidenses son disparos al aireEl ambiente que se vive en la Iglesia católica de Estados Unidos, azuzado por los medios de comunicación y las redes sociales, hace creíble cualquier denuncia de abuso sexual o encubrimiento hecha en contra de sacerdotes y, más aún, de obispos.
Pero ahora la ley ha fallado a favor de la inocencia del obispo Kevin C. Rhoades de Fort Wayne-South Bend, localizada en el Estado de Indiana. Un fiscal del distrito de Pensilvania absolvió el jueves pasado al obispo Rhoades después de una acusación de mala conducta en su contra realizada por funcionarios diocesanos de la diócesis de Harrisburg Pensilvania.
El fiscal de distrito Fran Chardo del condado de Dauphin, Pensilvania, anunció el 13 de septiembre que “una investigación completa” de su oficina no encontró evidencia de que el obispo Rhoades haya participado alguna vez en “una relación criminal o impropia” con un hombre ya fallecido.
Chardo dijo que creía que el informe original era el resultado de un recuerdo equivocado, informó el sitio web de noticias PennLive. Pero el fiscal también dijo que el reclamo ha causado un daño “significativo” al obispo.
La investigación del obispo Rhoades, que data de cuando éste fue obispo de Harrisburg, Pennsylvania, comenzó después de que los funcionarios diocesanos de esta diócesis enviaran una acusación reciente de “mala conducta” a la oficina de Chardo.
El obispo Rhoades, que ha encabezado la diócesis de Fort Wayne-South Bend desde 2010, “firmemente” negó la acusación el 6 de septiembre, en una declaración emitida por el órgano de comunicación oficial de su diócesis.
Después del anuncio de Chardo, la diócesis de Fort Wayne-South Bend dijo que “si bien es importante que las denuncias se presenten, es igualmente importante que se lleve a cabo el debido proceso”.
“El resultado de esta investigación subraya la importancia de permitir que las autoridades apropiadas determinen la credibilidad de las acusaciones antes de que la reputación de cualquier individuo sea impugnada en el tribunal de la opinión pública”, dijo la diócesis.
Chardo calificó la acusación como “un caso de emisión pública de meras especulaciones de impropiedad sin fundamento”, informó PennLive. Dijo que la filtración de la acusación “causó daños innecesarios” y fue un “perjuicio para las víctimas reales de abuso sexual”.
“También ha causado un daño significativo e innecesario al obispo Rhoades”, dijo Chardo.
El alegato se originó en un viaje a Puerto Rico en 1990 en el que el obispo Rhoades acordó llevarse consigo a un joven que salió en libertad condicional de la prisión del condado de Dauphin. El hombre le preguntó al obispo Rhoades si podía unirse a él para visitar a su abuela.
El obispo Rhoades sostuvo que el viaje se desarrolló como una extensión de su trabajo en el Ministerio de prisiones que en aquellas fechas desarrollaba. El hombre murió en 1996.
*Con información de CNS y OSV*