La iglesia de “Nuestro Querido Señor en el Ático” fue construida para servir a católicos perseguidosUna de las iglesias más antiguas en funcionamiento ininterrumpido en los Países Bajos está escondida en un ático no lejos del infame barrio rojo de Ámsterdam.
La historia del origen de esta capilla comienza con Jan Hartman, un católico alemán que vivió en Ámsterdam durante la Reforma.
Durante el siglo XVII, a Hartman, como a todos los católicos, se le impidió ejercer su fe en público tras la revuelta neerlandesa, mayoritariamente protestante, que abarcaba partes de la actual Bélgica y los Países Bajos, contra el rey católico Felipe II de España. Esto creó hostilidad hacia los católicos en la capital neerlandesa. Todas las iglesias católicas se convirtieron en protestantes y muchos católicos huyeron de la ciudad en busca de su libertad religiosa.
Sin embargo, en lugar de huir, Hartman encontró una original solución para seguir practicando su fe. Compró las dos propiedades a cada lado de su propia casa y convirtió el ático de una de ellas, la del número 40 de la calle Oudezijds Voorburgwal, justo al lado del infame barrio rojo, en una iglesia católica secreta. Otros colegas católicos podían acceder a la “schuilkerk” (literalmente “iglesia clandestina”) a través de una escalera de caracol escondida tras una puerta falsa en la sala de estar. A menudo recurrían a un lenguaje en código para compartir noticias sobre la misa y otros servicios. Por ejemplo, decir “Voy a ir al loro” era una forma de decir que se iba a celebrar misa.
Los estrechos peldaños de la escalera conducían al órgano situado detrás de una capilla de dos pisos, en la que había un púlpito extraíble de la pared en el lado izquierdo del altar. La capilla para la misa podía albergar hasta 150 personas, lo que la convertía en un recurso muy valioso para la población católica perseguida en la época de la Reforma de Ámsterdam.
Hoy en día, es posible visitar la capilla, conocida como “Ons’ Lieve Heer op Solder” (literalmente, “Nuestro Querido Señor en el Ático”), para admirar su diseño secreto, así como las decoraciones originales del siglo XVII, incluyendo una pintura del Bautismo de Cristo, obra de Jacob de Wit. El museo abarca toda la casa e incluye el mobiliario original holandés del siglo XVII en las plantas restantes.
Sin embargo, la capilla es más que un museo: se sigue celebrando misa en la “iglesia clandestina”, lo que la convierte en una de las iglesias más antiguas de funcionamiento continuado en Ámsterdam.