Conmemorar vuestro matrimonio una vez al año es una costumbre bien anclada en la sociedad. Celebrar cada mes el día del aniversario es un ritual menos común. Sin embargo, eso es lo que hacían Frédéric y Amélie OzanamAunque ya en los libros del siglo XVIII se mencionaban las bodas de oro o de plata, es más raro oír hablar de celebraciones mensuales. Sin embargo, este fue el ritual que adoptaron Frédéric y Amélie Ozanam durante sus doce años de vida juntos. “No, mi bienamada, este vigesimotercer día no pasará hasta que lo celebre contigo”, escribió Frédéric a Amélie el 23 de septiembre de 1842, de regreso a París por sus exigencias profesionales mientras Amélie se quedaba con su familia en Oullins, a las afueras de Lyon. Del mismo modo, en su carta del mismo día, Amélie destaca este día en particular marcándolo con una cruz al nivel de la fecha. Así lo revela el libro Correspondance Frédéric et Amélie Ozanam [Correspondencia entre Frédéric y Amélie Ozanam; editorial Desclée De Brouwer], publicado en agosto y que incluye las cartas inéditas de Amélie.
Frédéric Ozanam (escritor, jurista, filántropo, fundador de la Sociedad de San Vicente de Paúl) y Amélie Soulacroix (filántropa, trabajadora benéfica) se casaron en Lyon, en la iglesia de Saint-Nizier el 23 de junio de 1841 y el matrimonio Ozanam nunca olvidaba el día 23 de cada mes. Amélie se refiere a los 23 del mes como “días de felicidad” y da gracias a Dios por haberlos unido. Frédéric solía regalar flores a su esposa en esta ocasión. Incluso antes de su muerte, no se desvió de este ritual y envió a recoger una rama de mirto para Amélie. Un siniestro presagio, ya que sabemos que el mirto es ciertamente el símbolo del amor conyugal, pero también del abismo eterno, evocado en la visión del ángel del Señor por el profeta Zacarías (Zacarías 1,8).
¿Por qué no seguir el ejemplo de esta extraordinaria pareja, celebrando cada mes vuestro aniversario de boda y así fortalecer vuestro amor conyugal? No hay necesidad de sacar los manteles de gala para una cena a la luz de las velas; puede ser sencillamente una oportunidad para tener un gesto cariñoso con el otro, para mostrar una atención especial, para renovar vuestros votos matrimoniales y para dar gracias al Señor.