El compasivo se lleva la peor parte: acaba haciendo lo que nadie haría. ¿Tonto o héroe?Habrás oído alguna vez que un grupo de personas valora la acción de otra (ausente) y dicen que está muy bien que ayude y sea solidario, pero que en el fondo es el tonto del grupo.
¿Ser compasivo es algo que hace grande a la persona o es ser el coche escoba del grupo, el que carga con todos los “marrones”?
Lo primero que hay que averiguar es si el compasivo lo es porque quiere o porque le obligan. El compasivo que merece premio es el que lo hace porque cree en este valor y porque tiene la virtud de ser compasivo. El “compasivo” que lo hace porque no se atreve a protestar, ese no tiene mérito y es un “mandado”.
“Padecer con”
Ser compasivo significa estar dispuesto a “padecer con” alguien. Uno se muestra compasivo:
-cuando en invierno ve en la calle a un mendigo sin abrigo y se pone en marcha para encontrarle ropa y cobijo.
-cuando un familiar le cuenta una pena y él le escucha el tiempo que el otro necesita.
-cuando se entera de que un vecino está enfermo, va a visitarle, le lleva algún detalle y le ofrece la posibilidad de que cuente con él para lo que necesite.
Salir del propio yo
Ser compasivo indica que has sido capaz de salir de tu propio yo y has priorizado lo de otra persona.
Ser compasivo no implica, en principio, hacerse rico, al contrario, es disponer de menos tiempo para uno, es dedicar esfuerzos y recursos a otros. Pero es que hay cosas más importante en la vida que hacerse rico materialmente…
¿Todo esto es de tontos? Depende de para quién o para qué trabajes. No me refiero al trabajo profesional. Me refiero al sentido que das a tus actos, a qué es lo que te mueve a actuar y a qué estás dispuesto a hacer por los demás cuando alguien necesita ayuda. No quieras girar los ojos para no ver determinada situación.
El compasivo es activo, predispuesto, trabajador. Se busca líos (los problemas de los demás) y trata de solucionarlos.
Al que actúa de esta manera, le suele ocurrir también que:
–le da igual lo que los demás digan de él.
–le da igual tener que arrimar más el hombro en una tarea.
-le da igual tener que acabar aportando dinero y sacrificando tiempo.
¿Dirías que Madre Teresa era tonta? Ella nos da muchas luces sobre cómo actúa un compasivo: sin alardear y con diligencia. Y, si es posible, llamando a otros a ser compasivos. En vez de verlo como un tonto, al compasivo hay que mirarlo como a un héroe anónimo y sin capa, pero héroe al fin y al cabo que construye una mejor sociedad para todos.
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