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Los cuidados paliativos, un gran avance para los enfermos

PALLIATIVE
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Inma Álvarez - Javier Fiz Pérez - publicado el 02/10/18
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Tanto el paciente oncológico como el de otras especialidades disponen de medios para afrontar la última etapa de su vida con una buena atención profesional. En el último siglo, en la sociedad en la que nos encontramos las mejoras en las condiciones socioeconómicas, unidas a los avances en las tecnologías, incluyendo los de la sanidad, tanto en el ámbito preventivo de salud pública como nivel de diagnóstico y terapéutico, han supuesto un cambio a escala demográfica. Nos encontramos ahora con una baja tasa de natalidad y de mortalidad, una prolongación de la edad de los individuos y un aumento proporcional de los individuos de mayor edad, es decir, un envejecimiento poblacional.

Envejecimiento

Una de las características básicas de los seres vivos es su disposición para adecuarse a un entorno en constante transformación (Adaptación). El envejecimiento no es sinónimo de enfermedad ni de cuidados paliativos, sino que significa disminución de la capacidad del organismo de adaptarse a situaciones de estrés.

La edad cronológica es un discriminante sensible de mortalidad, discapacidad, institucionalización y consumo de recursos entre grupos, pero es un predictor de baja fiabilidad en el individuo. En la actualidad el parámetro que es más fiable, cuantificable, transmisible y con mayor poder de discriminación entre sujetos es la función. Esta se define como la capacidad personal de adaptarse a los problemas que plantea la vida diaria. 

Los pacientes ancianos y los cuidados paliativos

La OMS define de forma genérica los cuidados paliativos como el cuidado integral y activo de los pacientes cuya enfermedad no responde a tratamientos curativos.

La decisión más importante para la selección de estos enfermos es establecer la renuncia razonable al tratamiento curativo específico para la enfermedad.

Esta decisión está más establecida y aceptada para enfermos con cáncer en estadios determinados de enfermedad. En cambio, es más difícil en el resto de patologías. Se da la circunstancia que en el caso de los ancianos hay una mayor proporción, respecto a los grupos de edad más jóvenes, de patologías crónicas de etiología no oncológica que se encuentran en estas circunstancias.

Diferenciación en dos grandes grupos:

Oncológicos: la incidencia del cáncer se incrementa con la edad (es la segunda causa de muerte en mayores de 65 años), si además unimos el retraso en la consulta, con lo que no se suele realizar un diagnóstico en fases precoces, así como el empleo de menos métodos curativos, nos encontramos en mayor proporción de pacientes en situación de cuidados paliativos.

No oncológicos: Existen otras patologías, no oncológicas y con mayor prevalencia en ancianos, que conducen a la muerte del paciente de forma directa o por complicaciones indirectamente relacionadas con la enfermedad: Enfermedades neurológicas degenerativas (demencia, enfermedad de parkinson); Enfermedad cerebrovascular; Neumopatías crónicas; Cardiopatías; Hepatopatías; Insuficiencia renal crónica avanzada; Inmovilismo irreversible.

En estos pacientes con enfermedades no oncológicas la tendencia generalmente es a una evolución más lenta y renunciar al tratamiento específico suele ser más difícil. El paciente y su familia no tienen habitualmente la misma percepción de gravedad que en las oncológicas. Es más difícil establecer un pronóstico, el riesgo de error es elevado. Ante ello los criterios pronósticos deben considerarse orientativos y por esto mismo la valoración debería llevarla a cabo un equipo multidisciplinar cuyo fin es el establecimiento y monitorización de un plan individualizado.

Lo importante es saber que el objetivo de los cuidados paliativos es ayudar a las personas con una enfermedad grave a sentirse mejor. Estos previenen o tratan los síntomas y efectos secundarios de la enfermedad y los tratamientos. Con los cuidados paliativos, también se tratan problemas emocionales, sociales, prácticos y espirituales que la enfermedad plantea. Cuando las personas se sienten mejor en estas áreas, tienen una mejor calidad de vida y por ello se pueden dar cuando se diagnostica la enfermedad, durante todo el tratamiento, durante el seguimiento y al final de la vida.


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