La Academia Sueca se ha quedado sin poder conceder los premios por la dimisión de ocho miembros.
Llegó octubre y no va a llegar el premio más valioso de literatura del mundo, el Premio Nobel, que debería haber otorgado la Academia Sueca, que lo da desde 1901.
Las causas son conocidas: los escándalos sexuales y de corrupción en el seno de Los Dieciocho (en mayúscula, como lo escriben ellos) “intocables” miembros de la Academia Sueca, con la dimisión de ocho miembros a causa de estos mismos escándalos.
Como para otorgar el premio se necesita un “quorum” (mínimo número de votos) de 12 miembros y solo hay 10 miembros en la actualidad, el premio se queda sin conceder. Y tampoco se puede elegir nuevos miembros de la Academia por la misma causa: falta de “quorum”.
El problema es saber qué pasará en el futuro de esta institución –de carácter privado y hasta ahora intocable. No han faltado voces, incluso desde la Fundación de Alfred Nobel (el inventor de la dinamita que amasó una gran fortuna e instituyó los cinco premios Nobel de origen que se conceden cada año), que abogaban por cambiar de institución y que concediera este premio otra entidad cultural de prestigio. Lo dijo Lars Heikensten, director ejecutivo de la Fundación Alfred Nobel. El problema es que en Suecia no la hay o, mejor dicho, no la había.
Incluso el propio rey Gustavo Carlos –la Monarquía en Suecia es solo representativa, sin poderes— no tiene la solución. Cualquier solución que dé el monarca será mal recibida porque no contentará a nadie, dice la prensa sueca, y afectará al prestigio de la Corona. A tal fin, el Rey modificó el pasado mes de mayo el reglamento de la institución para poder elegir a los sustitutos de los dimitidos.
La noticia que puede aportar algún rayo de luz se ha sabido hace poco: tres ex miembros de la Academia han dado un paso al frente para que salga de su bloqueo.
Estos miembros que dimitieron son: la académica literaria Sara Danius, secretaria permanente de la institución y principal cargo en la misma, y los escritores suecos Kjell Espmark y Peter Englund. Ellos han anunciado que no volverán a la Academia, pero podrían participar en alguna “votación importante”, aunque sin asistir a las reuniones de la Academia. Con tres miembros (serían 13 y el mínimo de presentes son 12) la Academia podría nombrar a los sucesores de los dimitidos.
Esta decisión fue interpretada por los medios suecos, como una “vuelta” de algunos dimitidos. Ellos lo desmintieron en sendas declaraciones. “No es volver”, han dicho, sino ayudar, ser positivo, de cara al futuro de la institución y participar en alguna votación importante.
Como es ya sabido, la crisis de la Academia de Suecia, que concede los premios Nobel de Literatura, estalló por las acusaciones de 16 mujeres contra Jean-Claude Arnault por conducta sexual inapropiada. Arnault es un fotógrafo francés casado con la poetisa y miembro de la Academia Katarina Frostenson. Arnault ha sido condenado a dos años de cárcel por violación, a pesar de haberlo negado todo.
Después se supo que ambos gestionaban una empresa cultural en París, un Fórum, que recibía fondos de la Academia Sueca. Se desconocía que Katarina Frostenson participaba en este negocio, lo que la hacía totalmente incompatible para su sillón en la Academia. Al menos en dos ocasiones, Katrina dio a su marido los nombres de los ganadores del Nobel antes de hacerse públicos, con los que pudo comerciar en las apuestas para el ganador, entre otros negocios.
A todo eso apareció el exsecretario permanente y actual miembro de la Academia, Horace Engdahl, defendiendo a capa y espada a su íntimo amigo Jean-Claude Arnault. Hoy es un hombre odiado dentro de la sociedad sueca. ¿Por qué defendía a un acosador sexual? Los dimitidos, además, se fueron de la Academia porque la mayoría había apoyado a la académica esposa de Arnault, Katarina Frostenson, que había roto el principio de honorabilidad de la Academia.
Ya el pasado año, al conceder el Premio Nobel a Bob Dylan levantó ampollas en muchos literatos que ven en el Premio Nobel el galardón a una vida literaria reconocida y de valiosos y fecundos escritores.
Al parecer, el próximo año 2019 se concederán dos premios: el de 2018 y el de 2019, pero esto lo tendrán que decidir Los Dieciocho nuevos que formen parte de la nueva Academia. De momento, las espadas están en alto.