La flamante región de Ñuble y un espacio que invita a la oración y reflexión Chillán, capital de la nueva Región de Ñuble, es conocida por ser cuna de héroes, poetas y artistas. Solo por mencionar alguno: aquí nacieron Bernardo O’Higgins, libertador y Padre de la Patria; Arturo Prat, héroe de la Guerra del Pacífico; Claudio Arrau, pianista; y Violeta Parra, cantautora, pintora y escultora.
Pero esta nueva región también es reconocida por su catedral, monumento nacional desde hace cuatro años; que presenta líneas absolutamente modernas y que la hacen ser un símbolo de la ciudad y que se convierte en la primera de este tipo en Chile.
La Catedral San Bartolomé de Chillán fue diseñada por el arquitecto Hernán Larraín Errázuriz, quien comienza el trabajo en 1940, después del gran terremoto de 1939. En términos arquitectónicos el templo se parece a una enorme bóveda con 10 arcos que permiten la iluminación de su interior; y que si se observan en su conjunto se asemeja a la forma de las manos cuando se cruzan para rezar.
Esta obra no contempló nada del estilo clásico, es por eso que no hay columnas, capillas o naves laterales. Fue el obispo Vicuña Aránguiz, que complementó el proyecto con tres construcciones anexas: La Capilla del Santísimo Sacramento o del Sagrario; la Cripta o Mausoleo de los Obispos y por último se ha construido la Sacristía como obra complementaria de la Catedral.
En la parte superior de la puerta de acceso, se encuentra un gran mosaico del artista chillanejo, Alejandro Rubio Dalmati, donde se observan los momentos más representativos y reconocidos de Cristo. Esto se complementa con esculturas de madera de los artistas Peter Horn y Ferdinand Stufleser, que fueron traídas directamente de Europa.
En el exterior de la Catedral, se ubica una cruz hormigón de 39 metros de altura, única en Chile, que custodia el templo y en cuyo interior se encuentran las campanas, encargadas de anunciar la hora cada 30 minutos a los chillanejos. En la base de la cruz se instaló una placa que conmemora a las víctimas del terremoto de 1939.
La Catedral es uno de los edificios más visitados de la ciudad por su valor arquitectónico, pero más allá de eso por ser un espacio que invita a la oración, reflexión y al encuentro personal con Cristo.