“La falta de sacerdotes en las comunidades constituye una gran dificultad y la gente se siente desanimada”“En las comunidades indígenas, el ritual de la misa no siempre se comprende y se aprecia”, “la timidez y la vergüenza dificultan la participación de las personas”, explica a Fides la hermana Zulmira Muniz, religiosa salesiana nacida en Laurete, distrito de São Gabriel da Cachoeira, justo en la frontera entre Brasil y Colombia, originaria de una comunidad indígena Taranto.
Hablando de las dificultades para avanzar en el proceso de inculturación del Evangelio, explica que en su opinión, lo que dificulta este es “cómo unir nuestra realidad, nuestra vida espiritual indígena a la vida espiritual occidental”, especialmente en la dimensión práctica.
“La espiritualidad cristiana tiene una dimensión más teórica, mientras que la espiritualidad indígena, que es más experiencial”, asegura la religiosa. Para los pueblos indígenas “la teoría es algo más difícil que la práctica”.
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La introducción de los aspectos de la vida cotidiana de las personas en las celebraciones litúrgicas es una dinámica que suele estar presente en las comunidades indígenas del Alto Río Negro, en la Amazonia brasileña. La salesiana pone como ejemplo los bailes rituales o la oferta de comida diaria durante la ofrenda de la misa, que “ayuda a avanzar y entender la teoría desde la práctica”.
Nildo da Costa Melgueiro, catequista durante años en la comunidad de Bom Jesus, -también en la diócesis de São Gabriel da Cachoeira en una comunidad de indígenas barés ubicados en las orillas del Río Negro-, indica a Fides que “la falta de sacerdotes en las comunidades constituye una gran dificultad y la gente se siente desanimada”.
“La Iglesia de la Amazonía necesita muchas cosas. No podemos decir que estamos abandonados, pero hay muchas cosas que mejorar para que la gente participe en la vida de la Iglesia”, asegura el catequista.
Por lo tanto, es necesario un mayor acompañamiento, que haya personas que den su contribución a las comunidades; es necesario “alentar a los jóvenes, trabajar con todos, niños, jóvenes, adultos …”.
“Nuestra diócesis de São Gabriel da Cachoeira, -concluye-, debería fomentar la presencia de religiosas que acompañen a jóvenes y niños para formar a nuevos catequistas”.
Artículo original publicado en la Agenzia Fides