Lo importante es la víctimaA partir de la primera semana de octubre, en las diócesis y eparquías católicas de todo el territorio de Canadá, es obligatorio a todos los obispos, sacerdotes, diáconos y personal que trabaja en las estructuras eclesiales, llevar a cabo 69 directrices nacionales (actualizadas y ampliadas) para la protección de menores contra el abuso sexual.
Un llamado urgente
Bajo el título “Protección de menores contra el abuso sexual: un llamado a los fieles católicos en Canadá para la curación, la reconciliación y la transformación”, este documento de la Conferencia Canadiense de Obispos Católicos (CCCB) fue aprobado por unanimidad por los obispos el 27 de septiembre pasado, durante su Asamblea Plenaria anual de 2018.
Desde entonces, los obispos se han tomado el tiempo para familiarizarse con sus contenidos y para considerar, con su personal diocesano y eparquial, cómo garantizar la implementación del documento y de sus líneas directrices, así como la mejor manera de informar y educar al clero, a los miembros de las comunidades religiosas y al personal laico sobre un tema tan espinoso y urgente como lo es éste.
El documento se centra en los menores y adultos vulnerables, a quienes los obispos de Canadá desean proteger de la violencia sexual. Además de una clara descripción de los procedimientos en casos de abuso sexual, presenta 69 recomendaciones inspiradas en nueve lecciones que los obispos han aprendido a través de sus experiencias colectivas durante el último cuarto de siglo.
Lo importante es la víctima
La principal de estas lecciones es que las víctimas deben estar en primer lugar, antes que cualquiera otro protagonista del abuso. En otras palabras, las víctimas deben ser el principal objetivo de protección, eliminando toda práctica (o posibilidad) de encubrimiento por parte de los obispos o de los eparcas.
El documento busca “no solo proporcionar orientación para los protocolos y políticas diocesanas / eparquiales, así como aquellos para las comunidades religiosas, sino también estimular una transformación cultural en las actitudes sobre el abuso sexual”.
Las nuevas pautas aplican para todos los clérigos católicos (obispos, sacerdotes y diáconos), así como a todos los miembros de las comunidades religiosas y también al personal laico que trabaja en parroquias católicas u organizaciones de la Iglesia.
Documento colaborativo
“Con la responsabilidad de salvaguardar los entornos pastorales a la vanguardia de su ministerio y de garantizar la precisión, la profundidad, la autenticidad, el rigor y la relevancia”, los obispos canadienses, en la preparación del documento, contaron con el aporte de un amplio espectro de personas, incluidas personas sobrevivientes de abusos sexuales del clero, mujeres laicas y laicos, así como consultores profesionales con experiencia y pericia en psicología, trabajo social, protección infantil y derecho eclesiástico y civil.
La mayoría de los expertos consultados también tienen experiencia específica en la protección de menores y adultos vulnerables del abuso sexual.
“Con este documento, los Obispos de Canadá reafirman su compromiso de continuar mejorando las prácticas en sus diócesis / eparquías con un énfasis en la prevención a largo plazo y la acción preventiva”, dice la CCCB en su presentación.
Aprender de los sobrevivientes
El documento actualiza las pautas existentes del CCCB (“From Pain to Hope”, 1992; “Orientations”, 2007) y las pone al día con las últimas leyes de Canadá y las normas más recientes de la Santa Sede.
Los obispos canadienses estudiarán y utilizarán el documento para actualizar las políticas y los protocolos diocesanos y eparquiales. Al adoptar el documento, los Obispos también acordaron establecer un comité especial para ayudar a la CCCB a mantener sus políticas actualizadas y hacer recomendaciones sobre preguntas emergentes.
Finalmente, los obispos canadienses “reconocen que la implementación de un documento de esta magnitud tomará tiempo, pero las acciones enfocadas y transformadoras que surgirán protegerán a los menores y promoverán la curación de los sobrevivientes”. En ese sentido, esperan que los sobrevivientes de abuso sexual lean el documento y vean “un verdadero esfuerzo para escuchar y aprender de ellos”.