Empezó a rezar el oficio de Vísperas en la iglesia y esto fue lo que sucedióHace dos años comenzaron a sonar diariamente de nuevo las campanas en el pueblecito español de La Cuesta, llamando a la oración, cuarenta años después de que dejaran de hacerlo.
Para mucha gente del entorno, que sufren una sensación crónica de abandono y despoblación, ha sido un pequeño signo de la segura presencia del Señor, que no abandonará a su pueblo ni dejará desamparada su heredad (Sal 94, 14).
A la necesidad personal que yo sentía de dedicar más tiempo a la oración, se unió la llamada providencial de nuestro obispo de Segovia, Don César, una semana antes, pidiendo a las pequeñas comunidades que se congregasen a rezar juntas, aun sin la presencia del sacerdote; quien convoca a la comunidad es el Señor, nos dijo.
Recuerdo con mucho agradecimiento cuando, mientras encendía las velas, me sorprendí al ver entrar a Don César en la iglesia de La Cuesta para presidir el Oficio en la tarde en la que se cumplía el primer aniversario.
Este proyecto nació también de la experiencia de la dificultad de continuar el trabajo pastoral que había venido desarrollando hasta entonces en las seis parroquias que atiendo como celebrador de la Palabra.
Pero el Señor sabe lo que hace y nos ayuda a encontrar las oportunidades que discretamente subyacen en cada dificultad que se presenta.
Esa primera tarde, estaban junto a mi Sor Ana, Hija de la Caridad, algunos feligreses de La Cuesta y alguna otra persona que fue a ver la iglesia y se quedó a rezar.
Quedaban también por delante muchas tardes a solas con el Señor, con la discreta compañía de los que, al oír las campanas, se unían en la distancia a la oración.
Luego llegó la petición de los vecinos de Aldeasaz, para rezar cada quince días en la ermita de San Isidoro.
Coincidió con la edición del Vesperal Hispano-Mozárabe (Jorge Gibert Tarruell y Juan Carlos Escribano López, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 2017), en el que el santo explica con mucha belleza el sentido del Oficio Vespertino.
Desde entonces aquella ermita, que estuvo a punto de derrumbarse, ha reunido a una preciosa comunidad que, celebrando con la liturgia de los primeros cristianos españoles, ha rezado y ha escuchado la Palabra, se ha esforzado en trabajar junta, y ha compartido llantos y alegrías en presencia del Señor.
En el alfoz de Sepúlveda comenzó también los lunes una experiencia de oración, escucha de la Palabra y vida compartida articulada en torno al Oficio de Vísperas, que comenzó a celebrarse en varias iglesias y en casas particulares.
Sor Ana y Sor Teresa, Lucía, teresiana de Poveda, Isabel, Vicente y Dorita, Marcos y Ana, Mari Carmen y Juan Carlos, junto con sus niños, alegres y revoltosos, y muchos más se nos fueron uniendo.
Este “grupo que busca al Señor” (Sal 24, 6) camina hacia una experiencia de fraternidad cada vez más intensa.
Un grupo integrado por personas que hemos optado por el campo, deseosas de vivir la fe y transmitirla.
Un grupo compuesto por familias y célibes, por personas de distintas edades, procedencias y recorridos, bello en su unión y en su heterogeneidad, como bella es la Iglesia en la unidad de la fe y en la pluralidad de formas y estilos.
Nuestros antepasados erigieron una casa al Señor en la cima del monte; desde su torre, las campanas llamaron a personas alejadas de la Iglesia, incluso a algunas que aún no han recibido las aguas del bautismo.
Recuerdo con emoción cómo Danny me explicó cómo escuchó primero las campanas, luego la música, luego los salmos, los cánticos, el Evangelio y el silencio, para, dos años más tarde, comenzar a llamar a Jesús “el Señor” (Flp 2,11).
Él lo hace todo; no hay nada más vivo y eficaz que su Palabra desnuda, que sólo pide de nosotros que le prestemos la voz.
Danny fue también quien tuvo la iniciativa de que pusiera en marcha el canal de Youtube La Cuesta iglesia para poder seguir rezando todas las tardes, a distancia, las vísperas oficiadas en La Cuesta y escuchar cada mañana un breve comentario del Evangelio del día.
A través de este canal, desde hace ya ocho meses, personas de más de 20 países “entran” diariamente en la Iglesia de La Cuesta, y en aquellas otras en las que celebramos el oficio, para rezar con nosotros.
Hace casi un año comenzó también la preciosa experiencia de las vísperas en San Clemente junto con la Delegación de Juventud, pero sobre todo con los hermanos y amigos que Dios quiso poner en nuestro camino.
Javier y Ana, José Manuel, Elena y Andrés, Sara, Jorge y sus hijos, Charo y sus amigas, Margarita y Javier Vírseda… Un pequeño pero precioso grupo cuyos frutos, tras un año de orar juntos, apenas comienzan a intuirse.
Abrumados, asistimos a cómo fueron surgiendo, prácticamente solas, iniciativas en distintas comunidades que querían que les ayudáramos a comenzar experiencias de oración en torno al Oficio de Vísperas.
A lo largo de estos años, y con distinta frecuencia, las personas que nos hemos ido comprometiendo en este proyecto hemos rezado el Oficio en La Cuesta, Aldeasaz, Navares de Las Cuevas, Navares de Ayuso, San Marcos y El Salvador en Sepúlveda, Pajarejos, Aldehuela de Sepúlveda, San Clemente en Segovia, la iglesia de la VOT en La Granja, Sotosalbos, Collado Hermoso, Caballar, Cabañas de Polendos,…
Ahora nos disponemos a iniciar una nueva experiencia en Segovia, en la iglesia de San Justo y siguen llegando demandas y propuestas de otras comunidades, incluso de la cárcel de Segovia…
Al iniciar este tercer año, un grupo de personas comprometidas con el proyecto nos encontramos en un tiempo de discernimiento y preparación para proponer a Don Cesar la erección canónica de una asociación que nos ayude a desarrollar mejor esta misión y a poner en marcha nuevos proyectos pastorales.
Queremos estar correctamente integrados en la Iglesia de Segovia, en comunión con nuestro obispo, comprometidos a llevar a la práctica lo dispuesto en el Plan Diocesano de Pastoral en todo aquello en lo que podamos humildemente aportar, y con espíritu de trabajo en equipo y colaboración con todas las comunidades cristianas y con todos los agentes de pastoral que las sirven.
Sea como sea, debemos estar a la escucha de lo que el Señor nos pide y darle cumplida respuesta; Él abrirá el camino y lo recorrerá junto a nosotros.
MANE NOBISCUM, quoniam adVESPERAScit; QUÉDATE CON NOSOTROS, porque atardece (Lc 24, 29).
https://www.youtube.com/watch?v=seKCfHTW6rs
Por Gonzalo Pedroche