Informe de prensa en la tercera semana de trabajos del Sínodo dedicado a los jóvenes y a las vocaciones en el Vaticano“La confianza de los jóvenes es fácil de destruir, pero difícil de reconstruir”, dijo monseñor Frank J. Caggiano, obispo de Bridgeport, Estados Unidos al responder a una pregunta durante la sesión informativa de este lunes 22 de octubre de 2018 en la oficina de prensa del Vaticano sobre el Sínodo dedicado a los jóvenes.
“El abuso es tanto un pecado como un crimen, que no debe encontrar un lugar en la Iglesia[…] Debemos asegurarnos de que los jóvenes se den cuenta de que consideramos estos hechos muy serios y que queremos reconstruir su confianza”, sostuvo el Prelado que dijo haber escuchado varios testimonios juveniles y compartido con chicos y chicas en el aula del Sínodo sobre el tema.
Cabe recordar que el papa Francisco ha convocado a los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo para reflexionar sobre la prevención de los abusos a menores y adultos vulnerables dentro de la Iglesia. La reunión, de carácter privado, tendrá lugar en el Vaticano entre el 21 y el 24 de febrero de 2019. “Lo que sucederá en febrero, no lo sé, pero es un tema que debemos abordar de una vez por todas”, agregó el obispo estadounidense.
El Sínodo no es para élite de jóvenes, peligro de eurocentrismo y una mirada occidentalizada
“Es muy importante entender que este Sínodo no habla solamente de algunos jóvenes y menos aún de una élite de jóvenes, sino de todo tipo de jóvenes…algunos están en el ámbito de la fe y otros están en un discernimiento en sus vidas”. Lo dijo el padre Ángel Fernández Artime, rector mayor de los salesianos durante el encuentro con la prensa.
El salesiano confirmó la vocación universal de la Iglesia que no debe faltar en este Sínodo. Destacó la “diversidad de miradas”, pero criticó la mirada demasiado “eurocentrica” y “occidental. Este peligro hay que superarlo”. “La iglesia es de todos los colores, razas y lenguas”. El Sínodo no “caerá en este peligro”. El mensaje “ante todo es para todas las iglesias, los lugares más lejanos, no solo para los que estamos allí”.
El Sínodo, invitó, debe llevar el “gran valor del testimonio. El mundo necesita adultos (no solo hombres de Iglesia) que sean testimonios de aquello que profesan”. Además manifestó su convicción de que en el mundo “hay una gran falta de maternidad y paternidad, en general, y, a veces, en las familias”. Jóvenes que les falta este dono y no tienen “con solidez a alguien en sus vidas”.
A pesar de todo, aseguró que la Iglesia debe dar respuesta a muchos jóvenes que le faltan modelos y afectos. “El clima del Sínodo me gusta, el clima de cercanía y el tono de sencillez me agrada y confío en que algo bueno puede salir”, dijo el sacerdote Fernández Artime.
Programa de la Semana
Por otro lado, Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, resumió los trabajos antes del cierre. Recordó el proyecto de documento del Sínodo se discutirá hasta el miércoles, con la posibilidad de que los Padres sinodales presenten propuestas para posibles cambios.
El jueves 25, los padres peregrinarán por un tramo de la Vía Francígena hasta San Pedro, y el viernes tendrá lugar la Congregación General para la elección del próximo Consejo del Sínodo. Finalmente, el sábado 27, el documento final se leerá y se votará punto por punto, con una mayoría de dos tercios, antes de entregarlo al Papa Francisco, “quién evaluará qué hacer con él”. Por último, el domingo el Papa presidirá la Misa de conclusión del Sínodo en la Plaza de San Pedro.
En la reunión informativa sobre los trabajos sinodales participó monseñor Paolo Bizzeti, S.I., vicario apostólico de Anatolia, obispo titular de Tabe (Turquía) quien afirmó que los adultos y la iglesia han cometido un error al no construir un mundo mejor para los jóvenes y que garantice un futuro a las nuevas generaciones: “Perdón por esto”, dijo. Asimismo participó en el encuentro con la prensa Henriette Camara, auditora, miembro de los Scous católicos (Guinea), sostuvo que los jóvenes invitados se siente realmente en casa. “El Papa y los padres sinodales nos escuchan. Hemos creado una emocionante fraternidad entre los jóvenes. Hemos podido decir todo lo que teníamos en el corazón”.