Un recorrido por las diversas advocaciones marianas que llenan de esperanza a América Latina
«Madre, madrecita, mamita». No importa cómo la llames o le digas, pues su corazón siempre está dispuesto a recibirte. Y sus hijos lo saben.
Es que hablar de América Latina sin hacer referencia a la Virgen María es casi un imposible.
Desde Guadalupe (México), más al norte del continente, pasando por la Virgen del Cobre (Cuba), en el centro, siguiendo por Coromoto (Venezuela) o Aparecida (Brasil) -más al sur- hasta llegar a Luján (Argentina) y ya «rozando el fin del mundo», la devoción a la Virgen María en América Latina ha sido una constante desde hace más de cinco siglos.
A lo largo y ancho del continente son innumerables las muestras de afecto y en cada peregrinación u homenaje queda por demás manifiesto el amor que se le tiene.
Todo esto en medio de las profundas crisis que atraviesa el continente, repleta de incoherencias, pero también oportunidades. Entre todo lo bueno y lo malo: ahí está siempre la Virgen María.
En efecto, la fiesta del la Inmaculada Concepción es tal solo un breve guiño de tanto amor. Y es algo que sucede de diferentes maneras: desde Nicaragua inmersa en una profunda persecución a la Iglesia, pasando por el regreso de grandes celebraciones como en el Santuario de los Vázquez en Chile. Pero también el amor en uno de los países más laicos de América Latina como Uruguay.
A continuación Aleteia te invita a conocer las diversas advocaciones marianas. Una gran oportunidad de redescubrir las profundas «raíces marianas de Latinoamérica», el continente que se rinde a los pies de su madre y tierra de devoción infinita.
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