Las inquietudes que provoca la política comercial de Trump obligan a este cambio de estrategia de chinos y nipones
China y Japón han decidido mejorar las relaciones bilaterales, en base a la cooperación económica en infraestructuras, las finanzas, los transportes y la innovación digital. Así se desprende del comunicado conjunto que hicieron público los primeros ministros de Japón, Shinzo Abe, y China, Li Keqiang, al término de sus conversaciones del pasado fin de semana, en Pekín tras el viaje oficial del mandatario japonés, según el comunicado conjunto al final de la visita de Abe a Pekín.
Estas conversaciones han supuesto el final de siete años de distanciamientos e incomprensiones entre los dos países, obligados ahora a entenderse a causa de las agresivas políticas comerciales del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que impone aranceles, lanzándose a una guerra comercial, especialmente contra China.
Estas presiones llegan incluso a sus aliados, como Japón, por lo que Tokio ha decidido mover piezas. En efecto, los Estados Unidos quieren rebajar el déficit comercial del Japón presionando a este a comprar automóviles y productos agrícolas norteamericanos.
También ha supuesto esta reunión al máximo nivel entre China y Japón un cambio importante en las alianzas y cooperación entre los países ricos del Pacífico Norte, donde se ventilan hoy los principales temas de política internacional en el mundo. En estos momentos, China necesita aliados, y le han tendido una mano tanto Europa como el Japón.
China y Japón plantean así “un nuevo cuadro de referencias” en sus relaciones bilaterales, pues acordaron trabajar “por la paz en la región, la tutela del multilateralismo y el libre cambio, con el fin de crear un eje de estabilidad, de crecimiento no solo para Asia, sino para todo el mundo”, según declaró en rueda de prensa el primer ministro chino, Li Keqiang. China y Japón quieren la desnuclearización de Corea del Norte.
Li y Abe han anunciado, además, inversiones conjuntas en países terceros como un modelo nuevo de cooperación entre los dos países, y han acordado establecer una línea de crédito de 23.000 millones de dólares para tal fin, que servirá como amortiguador si viene otra crisis financiera. Las inversiones japonesas en China aumentaron un 5,5 por 100 el pasado año 2017, al inicio del deshielo en las relaciones entre ambos países.
La cooperación se extenderá también en el apoyo común de ayuda y socorro en sus respectivas aguas territoriales. Japón ha invitado a Pekín a participar en la reunión del G-20 que se celebrará en la capital japonesa de Osaka el próximo mes de junio.
En el comunicado conjunto no se habla de reivindicaciones territoriales de China sobre las islas Senkaku-Diaoyu, que se encuentran bajo soberanía japonesa, que las ocupó al considerar que eran “tierra de nadie”, lo que no es aceptado por China. Por el momento, el conflicto territorial ha sido aparcado.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, terminó su visita oficial a Pekín con una entrevista con el presidente Xi Jimping.
Acompañaron al primer ministro en este viaje, el primero después de once años, un nutrido grupo de empresarios japoneses que han mantenido distintos contactos con sus homólogos chinos.