La legalización de la droga interesa también a Wall Street y a la industria farmacéutica
El cannabis o marihuana es la droga más consumida a nivel global. Por ejemplo, en el Viejo Continente, más de 24 millones de personas la consumen, sobre todo jóvenes, según revelan los datos contenidos en el informe anual del Observatorio europeo de las drogas y toxicodependencias (European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction, EMCDDA), publicado en junio. De hecho, casi las tres cuartas partes, o sea 17,2 millones, son los consumidores de la franja de edad de 15 a 34 años.
Aunque su consumo puede crear dependencia y provocar daños a la salud (por ejemplo, problemas neuropsicológicos), la marihuana es ya tan popular a nivel mundial, que en algunos países del planeta ha sido legalizada como “droga recreativa”.
Legalización
El primer país en legalizar tanto la producción como la venta de marihuana fue, hace casi cinco años, en diciembre de 2013, el Uruguay del entonces presidente José Mujica. Con el objetivo de combatir el comercio ilegal de la conocida sustancia estupefaciente, el país sudamericano decidió ofrecer el cannabis a través de un monopolio estatal a precios más bajos y también de mejor calidad que el circuito del tráfico.
Ha seguido las huellas de Uruguay, hace solo unos meses, el pasado mes de junio, Canadá. El Senado del país norteamericano aprobaba el martes 19 de junio con 52 votos favorables, 29 contrarios y dos abstenciones, uno “histórico” reglamento, Bill C-45, que autoriza a partir del 17 de octubre el consumo y la producción de la marihuana.
Con el “sí” al cannabis, cuya legalización formaba parte en 2015 del programa electoral del actual primer ministro Justin Trudeau, Canadá se convierte en el primer país miembro del G20 y del G7 en abrir las puertas al consumo recreativo de la droga, conocida en Norteamérica también como pot. Ya desde 2001 el uso médico o por motivos terapéuticos estaba autorizado en el país.
Situación en EE.UU.
Dispar en cambio es la situación en los cercanos Estados Unidos, donde nueve Estados (por orden alfabético: Alaska, California, Colorado, Maine, Massachusetts, Nevada, Oregon, Vermont y Washington) y además el Distrito de Columbia (o lo que es lo mismo, el distrito federal coextensivo con la capital Washington) permiten su consumo recreativo. Aunque en otros 30 Estados de la Unión se autoriza su uso por motivos terapéuticos, a nivel federal el consumo de la marihuana sigue siendo ilegal.
Mientras que en un solo Estado, Vermont, el consumo se autorizó por vía parlamentaria, en otros Estados la decisión se tomó por referéndum, como en el caso de California, donde en noviembre de 2016 el “sí” a la Proposition 64 (o California Marijuana Legalization Initiative) obtuvo el 57,13% de los votos.
Con el “sí” en el Estado de California (con aproximadamente 40 millones de habitantes, el más poblado de los EE.UU.) y en Canadá (aproximadamente 36,5 millones de habitantes), se calcula que el número de adultos con acceso a la marihuana legal subirá este mes a aproximadamente 75 millones de persones, calcula el diario español El País en un artículo del 1 de octubre.
Interés del mundo de las finanzas y del “Big Pharma”
En el artículo, El País se centra particularmente en el rápido aumento, por parte del mundo de las finanzas y de la industria por la marihuana. Según la consultora Arcview, durante 2017 el mundo gastó 9.500 millones de dólares en la marihuana legal, una cifra destinada a subir a 12.900 millones en 2018 y a 32.000 millones en 2022.
La reciente decisión de la agencia federal antidroga (DEA) de colocar el Epidiolex® — el primer medicamento a base de cannabidiol (CBD, un componente no psicoactivo del Cannabis sativa) aprobado en junio por la agencia del fármaco FDA (Food and Drug Administration) — en la categoría 5 (Schedule V) de los fármacos, es decir, los que tienen riesgo mínimo de adicción, hizo subir un 6,2% en Wall Street las acciones de la empresa productora, GW Pharma, escribe el diario madrileño.
Otro ejemplo es la trayectoria en Bolsa de la canadiense Tilray, la primera sociedad productora de marihuana medicinal o terapéutica en entrar en el club Nasdaq. El título, recuerda El País, debutó en Wall Street a 17 dólares. Actualmente su valor supera los 130 dólares por acción.
Incluso el sector de las bebidas se ha subido al tren de la marihuana, sugiere el diario. De hecho, el coloso Constellation Brands, que controla y distribuye conocidas marcas como Corona (cerveza) y Casa Noble (tequila), anunciaba en agosto que invertirá 4.000 millones de dólares en la sociedad canadiense Canopy Growth, activa en el sector del cannabis. La misma Coca-Cola está estudiando el lanzamiento de bebidas con base de CBD, continua El País.
Efecto “no deseado” de la legalización
Parece por tanto que el sector vaya viento en popa. Pero, paradójicamente, es la legalización de la marihuana lo que ha empeorado, al menos en el Estado de Oregon, la situación de las personas que dependen del cannabis para tratar los síntomas de las patologías que padecen.
En Oregon, que en 1998 fue uno de los primeros Estados en legalizar su uso por motivos terapéuticos, han quedado a día de hoy sólo tres empresas que preparan exclusivamente marihuana medicinal, entre ellas la sociedad PharmEx, fundada en 2015 por Erich Berkovitz, que padece el mismo el síndrome de Tourette y trata los síntomas con cannabis.
Si en 2016 había en todo el Estado 420 dispensarios, es decir, centros de distribución de la marihuana medicinal, hoy han quedado sólo ocho, de los que sólo uno tiene en sus estanterías los preparados de Berkovitz, reporta el Guardian del 31 de julio pasado.
Mercado negro
Muchos productores, de hecho, han decidido abandonar el mercado del cannabis terapéutico para lanzarse al más lucrativo de la marihuana recreativa. Esto significa que muchos pacientes se ven obligados a dirigirse al mercado negro, sobre todo si necesitan preparados con alto contenido de THC, el principio psicoactivo presente en el cannabis. De hecho, a raíz de las normas introducidas por el Oregon Health Authority, los productos en el mercado legal resultan demasiado blandos para quien realmente los necesita.
Y el mercado negro existe, también en Oregon, y esto a pesar de la legalización de la marihuana. Lo que provoca esta situación paradójica es la superproducción de cannabis en el Estado. El pasado mes de febrero, en la base de datos de Oregon se contabilizaban 1,1 millones de libras de flores de cannabis, tres veces más que la cantidad adquirida por los ciudadanos durante un año. Esto significa, observa el Guardian, que el sobrante desaparece del mercado legal.
Faltan controles sobre los distintos productores de plantas de cannabis en el Estado, como ha puesto de manifiesto un control interno llevado a cabo por el Oregon Health Authority, que gestiona el programa de la marihuana medicinal en el Estado. Según recuerda el Seattle Times, durante 2017, sobre 20.000 cultivos de marihuana medicinal, sólo se inspeccionaron 58.