Cada uno en internet es responsable de lo que difunde como lo serían los periodistas al dar este tipo de noticiasHablar del suicidio, buscar el morbo, generar debate sin criterio sobre él, ironizar sobre quitarse la vida como una forma de respuesta social… Parece que las redes sociales son un campo abonado para que este tema encuentre un espacio igual que si se hablara de deportes o política.
Ninguna información deja indiferente, pero hay temas que son especialmente sensibles. Uno de ellos es el suicidio. Por esta razón, desde hace muchos años los colectivos de periodistas, los expertos en Ética y las facultades de Periodismo del mundo entero subrayan que es necesario extremar las precauciones. Ahora le toca el turno a las redes sociales y, por lo tanto, a todos nosotros porque todos somos responsables de este asunto.
Las cifras son estremecedoras. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo que pertenece a la ONU:
- Cada 40 segundos se suicida una persona en el mundo.
- El suicidio es la segunda causa de muerte en el mundo para las personas de entre 15 y 29 años.
- Más de 800.000 personas se suicidan cada año.
- El suicidio causa más muertes que la guerra y los homicidios.
Ante estos datos, uno no puede quedarse de brazos cruzados: más suicidios que víctimas de la guerra y asesinatos… ¿Qué podemos hacer para frenar ese comportamiento?
La OMS indica una serie de pautas que ayudan a prevenir el suicidio:
Restringir el acceso a los medios utilizados.
Información responsable en los medios.
Introducción de políticas sobre el alcohol.
Identificación y tratamiento tempranos.
Formación del personal sanitario.
Seguimiento y apoyo de la sociedad.
Además de las referencias específicas a los profesionales de la salud, es importante el tratamiento social que demos a este problema que, como se ve, es mundial.
Usted también es responsable
Hasta la década de los 80, los medios de comunicación eran los que difundían la información, pero con la aparición de internet, y sobre todo a través de las redes sociales, es el público en general el que también tiene fuerza para generar opinión pública. Hasta el punto de que la portada de la revista Time del año 2006 designó como “Man of the Year” a “You”, es decir, al usuario, a todos nosotros ante una pantalla digital.
Por lo tanto, no es arriesgado decir que cada ciudadano es también responsable de lo que la OMS reclama al pedir “información responsable en los medios”. Los medios somos todos en la medida en que difundimos información, creamos o distribuimos contenidos, aportamos opinión que otros leen y ven. Y lo hacemos a diario a través de Instagram, Facebook, Youtube, Google+, Twitter, Snapchat, Whatsapp, Line, Telegram…
Recientemente hemos apreciado un crecimiento de información y opinión acerca del suicidio. Se ha hablado de varios suicidios de famosos y esto ha disparado el comentario, muchas veces sin la más mínima documentación. Internet se ha convertido en el patio de vecinos, en la plaza pública donde se juzga, se decide y se proclama. En el caso del suicidio, esto no ayuda.
Por esta razón, organismos profesionales han vuelto a recordar los criterios periodísticos. Pero no solo deberían ser los periodistas los que asumieran su responsabilidad sino todas las personas que emplean internet.
Hay riesgo de efecto mimético
El Código Deontológico del Colegio de Periodistas de Cataluña, redactado y aprobado en 1992, recoge en su punto número 9: “Los casos de suicidio solo se difundirán cuando sean de manifiesto interés público, teniendo en cuenta, además, el riesgo de un efecto mimético“.
Este punto se enmarca en el derecho a la privacidad: “Las personas han de ser tratadas con respeto y dignidad, particularmente las más vulnerables. Hay que evitar las intromisiones innecesarias y las especulaciones gratuitas sobre sus sentimientos y circunstancias”.
“Dañar de forma injustificada la dignidad de los individuos de palabra o con imágenes, incluso más allá de su muerte, contraviene la ética periodística”, recuerda el texto.
La OMS pide a los medios de comunicación impresos y digitales que no destaquen las noticias de suicidios en portada, y a los canales de televisión y emisoras de radio que no abran con ellas los informativos. Lo mismo podría aplicarse a un youtuber o al post de un bloguero. Y, por qué no, a nuestro post de Facebook, que también impacta sobre nuestros amigos.
El suicidio nunca es la solución
También pide la OMS que no se haga uso de un lenguaje sensacionalista o que no se normalice el suicidio, o que no se presente como una solución a los problemas. No podemos frivolizar con este tema mediante dibujos animados, películas en las que previamente no se haya advertido al público de ello o series en las que se ironiza con el suicidio como si nada.
La OMS subraya que debería evitarse el uso de fotos, vídeos o enlaces digitales que recojan la escena del suicidio. En caso de usar material gráfico, hay que obtenerlo de la familia (esto implica su autorización).
Emplear el dolor ajeno como instrumento para hacer dinero o para ganar protagonismo en las redes es infame. Es una canallada que a veces comienza por frivolidad o por falta de empatía. Hay que pensar, en primer lugar, en la persona protagonista de la historia y que sigue mereciendo nuestro respeto. Luego, hay que pensar también en los que quedan: sus familiares, las personas que le amaban, las personas de su entorno…
Tomás de Aquino ya recordaba que una de las razones (existen más) por las que no es lícito el suicidio es porque al quitarse la vida la persona daña a la comunidad, al conjunto de la sociedad de la que forma parte. Sin embargo, una vez ha muerto, nosotros podemos dañarla más ahondando en ese dolor si no le damos el cauce adecuado.
De todas las edades y clases sociales
El suicidio es una realidad que no entiende de clases sociales: el 79% de ellos se comete entre personas de ingresos bajos y medios. Los más vulnerables sí están detectados por la OMS:
- En el caso de países ricos, se suicidan los enfermos con trastorno mental (vinculado a la depresión o al alcohol).
- Pero ocurre también entre personas que sufren momentos de crisis y que no se ven capaces de “afrontar las tensiones de la vida, tales como los problemas financieros, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos”.
- Además, la conductas suicidas están vinculadas a experiencias relacionadas con “conflictos, desastres, violencia, abusos, pérdidas y sensación de aislamiento”.
- Los refugiados y migrantes son vulnerables.
- Las comunidades indígenas, las personas lgtbi, los reclusos.
Se han detectado tres vías comunes de suicidio, por lo que resulta conveniente no poner al alcance de personas en riesgo ningún material que los haga posibles: ni plaguicidas ni ahorcamiento ni armas.
El suicidio, como puede verse, no es algo aislado ni pasajero ni localizado. Todos los que formamos parte de la aldea global estamos, por tanto, emplazados a tratar esta situación con responsabilidad en nuestro entorno, lo que incluye el empleo de las redes sociales.
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