La comunidad de San José de Apartado de Colombia recibió el Premio Internacional Prophetic Economy 2018
Ser campesino y vivir en una tierra fértil, con fuentes de agua y minerales debería ser una bendición. En cambio, nacer en San José de Apartadó, Colombia, de familia humilde campesina, puede condenar a un martirio silente, olvidado y dramático. En 50 años de guerra, paramilitares y guerrilleros han buscado aterrorizar, desterrar y apoderarse de los “bienes de la providencia” para prosperar en el negocio de la coca y de la minería.
Por unos minutos, la voz campesina de la periferia colombiana llegó hasta el Vaticano para informar al papa Francisco de los suplicios de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó que cultiva cacao orgánico y practica la no violencia como resistencia civil. Una “comunidad ‘neutral’ que está “amenazada de muerte” por los grupos armados.
“Vivir en medio de la guerra, sin ser parte de ella” es la consigna que se ha propuesto superar la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, ubicada en el departamento de Antioquía, norte de Colombia.
En las últimas dos décadas alrededor de 300 campesinos y campesinas de la zona han sido asesinados, mientras sus familias aún hoy esperan justicia, cuenta Germán Graciano Posso a Aleteia, 36 años, representante legal de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó.
Posso explicó lo importante de mantener la memoria viva de los muertos y la sangre derramada, pero también de estar dispuestos a “perdonar” y “trabajar por la paz verdadera que todos los colombianos quieren”.
“Ofrendar la vida por un mundo diverso” y el “derecho a vivir”, dijo Posso, quien saludó al Papa al final de la audiencia general del miércoles 7 de noviembre de 2018, en la plaza de San Pedro, junto a Silvia De Munari, miembro de Operación Colomba.
El líder social entregó a Francisco el cacao y una carta donde explica los problemas que enfrenta la Comunidad de Paz de San José de Apartadó: las amenazas de los paramilitares, la violencia que se camufla de oficialidad y, en cambio, actúa por motivos económicos para explotar los recursos de esa tierra del olvido y mancharla de narcotráfico con la producción ilícita de hoja de coca.
“La Comunidad de Paz de San José de Apartadó ha querido entregar al papa Francisco un mensaje y un producto: el cacao orgánico que es símbolo de la resistencia pacífica, el trabajo de mujeres y hombres campesinos por una agricultura alternativa y limpia en esta región”, expresó Posso.
En diciembre de 2017, cinco hombres armados entraron a la finca donde la comunidad procesa el cacao e intentaron asesinar a Posso, un disparo y una puñalada dejaron cicatrices. “Simularon un robo; los paramilitares decían que me iban a matar así”.
La reacción de la comunidad impidió la tragedia, mujeres y hasta niños se impusieron ante las armas y apresaron a dos de los hombres. La Comunidad de Paz de San José de Apartadó, respetó la vida de los delincuentes capturados en promesa de mantenerse firmes en la no violencia, contó el líder social.
“Hay una presencia fuerte de los paramilitares, no solo en la región de Urabá, sino en todo el país”. “Realmente ha sido una estrategia para exterminar. Cada muerto es un dolor más, pero también una esperanza para vivir sin odio, sin venganza y encontrar una salida”.
El campesino colombiano sigue amenazado de muerte y asegura no abandonar a su comunidad, a pesar de los riesgos. En efecto, 13 de sus familiares han sido asesinados, 5 en manos de la guerrilla y 8 por los paramilitares.
La Comunidad de Paz de San José de Apartadó tiene un proceso judiciario en su contra abierto por la brigada 17 del ejército, señalado, a su vez, por los pobladores como cómplice de los paramilitares de la zona: La justicia ha fallado a favor del ‘buen nombre y la honra’ de la brigada.
“De víctimas, tenemos que pedir perdón a los victimarios”, argumentó el líder social que, añadió, por “objeción de conciencia” ellos no acatarán el veredicto.
“Todas estas políticas e intereses a nivel internacional, el modelo impuesto en Colombia, a través de las multinacionales con la explotación de los minerales, los recursos naturales, el medio ambiente donde están las comunidades indigenas, afros y los campesinos, yo creo que realmente es una estrategia de guerra con este accionar paramilitar y con las muertes de los líderes sociales defensoras y defensores de los derechos humanos y reclamantes de tierras en el país”, expresó.
Según un informe sobre la situación de los defensores de los derechos humanos en los territorios del país, realizado por Indepaz, Marcha Patriótica y la Cumbre Agraria, a lo largo de este año, 124 líderes sociales y defensores de derechos humanos han sido asesinados en Colombia.
El periódico colombiano El Tiempo informó que los homicidios cometidos contra líderes en el país desde la firma de los Acuerdos de Paz del Gobierno con las Farc, desde diciembre de 2016, suman 295, es decir que en promedio se registró una muerte cada cuatro días.
Urabá es una de las regiones del país donde los líderes sociales tienen mayor riesgo de ser asesinados, precisamente los líderes acribillados desde 2016, entre los departamentos de Antioquia, Córdoba y Chocó suman 79.
El trabajo de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, a favor de los derechos humanos y de una economía sostenible y respetuosa del ambiente y la agricultura orgánica le ha valido el reconocimiento internacional.
Precisamente, Posso visita Italia para recibir el “Premio a la Economía Profética 2018” (Prophetic Economy ), que tuvo lugar en Castel Gandolfo el pasado 2 de noviembre.
La adjudicación del premio fue motivada por el hecho de que la Comunidad de Paz de San José de Apartadó logró, en medio del conflicto colombiano, construir una economía alternativa, una resistencia y un modelo ejemplar de consolidación de la paz.
“Este premio es un reconocimiento a la labor de mujeres, niños y jóvenes de no querer hacer parte de la guerra” y salir de “un sistema irrespetuoso con la vida y el medio ambiente”, avanzando en una “autonomía alimentaria” y “económica, a pesar de la guerra que hemos vivido”, un reconocimiento a “la historia (de la comunidad)” hecha con “sacrificio y dolor”.
“El papa Francisco representa un camino y una salida para nosotros, las comunidades y las organizaciones sociales a nivel mundial. Porque reconoce todo el daño a la vida y a la naturaleza y una salida a través de la transformación de la humanidad”, dijo Germán Graciano Posso.
El discurso del Papa “es una oportunidad y una protección que se refleja hacia muchas comunidades sociales”, agregó Posso, que de hecho, remarcó, la oportunidad de estar en la audiencia general del miércoles en el Vaticano.
Esto también debido a un trabajo de colaboración de varias organizaciones promotoras del evento: Prophetic Economy y, entre ellas, la Comunidad Papa Giovanni XXIII.
Cabe destacar que la Operación Colomba es un proyecto que hace parte de la Comunidad Papa Giovanni XXIII (Ente Eclesiástico de Derecho Pontificio, que fue fundado en 1973 por don Oreste Benzi, que ha sido el presidente hasta su muerte (2 de noviembre de 2007) y trabaja en zonas de conflicto.