La resistencia de un grupo de descendientes de esclavos que no quiere abandonar su territorio Es los últimos años Río de Janeiro (Brasil) ha sido protagonista de eventos multitudinarios que han acaparado la atención internacional como el Mundial de Fútbol (2014), los Juegos Olímpicos (2016) y la tan recordada Jornada Mundial de la Juventud (2013), instancia que marcó una especie de carta de presentación del papa Francisco en cuanto a viajes fuera de Roma.
Es que la “cidade maravilhosa” es un lugar multifacético por su naturaleza, su infraestructura y también su realidad social. Es en este lugar de América Latina donde conviven un sinfín de realidades y contrastes que van desde el descanso, el turismo y el lujo hasta la violencia, los homicidios, la discriminación y la pobreza.
Es en medio de estas grietas donde también resurge otro tema que aún tiene ecos en Brasil, pero que a veces queda un poco silenciado: el de la esclavitud. Precisamente, establecidos en una zona sumamente apreciada en Río de Janeiro, la voz de un grupo de descendientes de esclavos negros ha empezado a generar bastante ruido.
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Se trata de representantes del quilombo (como se conoce al sitio reservado a descendientes de esclavos) Sacopá, quienes resisten al hecho de ser despojados de su territorio debido a la creciente presión proveniente de la especulación inmobiliaria.
En diálogo con la agencia EFE, Luiz Sacopá, quien lidera a este grupo de descendientes de esclavos, contó cómo sus antepasados lograron huir de la condición de esclavos en la zona de Nova Friburgo (también en Río de Janeiro) y establecerse en la capital.
Sin embargo, el acoso, la presión y la persecución hacia los suyos ya tiene muchos años y desde hace 45 años están inmersos en un proceso judicial.
Es ahí donde la resistencia comienza a hacerse lugar y así como ya lo han hecho en el pasado, actualmente persisten y buscan no ser despojados de su territorio. A pesar de ello, para Luiz no deja de ser una lucha, contra los intereses de quienes hacer especulaciones inmobiliarias en esa lujosa zona, entre David y Goliat.
“La industria inmobiliaria es tan fuerte que acabó con todas las favelas”, recuerda este músico de profesión descendiente de esclavos africanos de una tribu de Nigeria.
A todo esto, el eco de la esclavitud sigue retumbando, pues también tienen que convivir con los prejuicios sociales, el racismo y la discriminación.
“Una vez un vecino de un edificio de abajo vino supuestamente a coger tierra fértil para el cultivo y nos plantó semillas de marihuana para después llamar a la policía”, expresó.
Mientras tanto, todo parece indicar que la resistencia, a pesar de las diferencias, continuará y que Luiz junto a su familia hará todo lo que tenga al alcance de su mano para defender su posición y de alguna manera también su descendencia.
Al mismo tiempo, todo esto permite visualizar una realidad un tanto escondida y que ha dejado una huella imborrable en Brasil, en particular en lugares como Río de Janeiro, uno de los principales receptores de esclavos africanos en siglos anteriores, algo que comenzó para llevar a cabo producción de caña de azúcar allá por Siglo XVI.
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Con información en base a EFE