El pensador contribuyó a que se hablara en la esfera pública de temas como la defensa de la vida y la trascendencia.El filósofo alemán Robert Spaemann falleció ayer día 10 en Stuttgart (Alemania), a los 91 años de edad.
Spaemann está considerado uno de los grandes pensadores del siglo XX y XXI. Su biografía corrió a la par que la historia de Europa. Nació en 1927 en Berlín y su familia (conversa al catolicismo) se mudó a Münster cuando él contaba 5 años. Él fue educado en un ambiente de autenticidad cristiana, que rechazaba el nazismo pujante, y de verdadero interés por la educación y la cultura.
Se doctoró en 1952 con una tesis sobre Louis-Gabriel-Ambroise de Bonald y obtuvo la cátedra de Filosofía y Pedagogía en 1962, con un trabajo sobre Fénelon, y formó parte del “Collegium Philosophicum” de Joachim Ritter (su director de tesis) junto con intelectuales como Hermann Lübbe o Ernst-Wolfgang Böckenforde. Fue designado doctor Honoris Causa por la Universidad de Navarra, la Universidad de Friburgo y la Católica de Chile.
La filosofía de Robert Spaemann une las principales fuentes del pensamiento occidental y supo tender puentes entre el saber griego y el cristianismo. Defensor del realismo filosófico, se enfrentó al relativismo contemporáneo.
La obra de Spaemann ha sido altamente valorada en la Universidad, sobre todo por entrar en los grandes temas y aportar su visión cristiana al mundo secular. No le faltó análisis sobre cuestiones políticas y sociales, desde el derecho a la vida o el positivismo jurídico a la ecología y lo sagrado en el mundo. Ante el laicismo y el relativismo, quiso dar voz a la trascendencia en la esfera pública.
El Papa Emérito Benedicto XVI mostró en repetidas ocasiones su admiración por la obra de Spaemann. Lo nombró consultor de la Pontificia Academia para la Vida. Sin embargo, en 2016, a raíz de la publicación de “Amoris Laetitia” del Papa Francisco, pareció mostrarse contrario al contenido de la encíclica porque dijo que amenazaba con crear una fuerte escisión en la Iglesia y porque consideraba que Francisco se oponía a San Juan Pablo II. Su opinión fue contestada por filósofos y teólogos cristianos.
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Pese a ello, su legado sigue aportando bases para los estudios filosóficos.
Fernando Simón Yarza, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Navarra, declaró ayer a “Diario de Navarra” que “lejos de traducirse en un sistema, la obra de Spaemann puede definirse como una profundización en la experiencia de la realidad, como una contemplación de los asuntos que suscitaban su interés. Fruto de ese interés, Robert Spaemann completó una obra densa y profunda, dedicada principalmente a la filosofía práctica”.