Una iniciativa para estudiantes de enfermería de Esmeraldas (Ecuador) que busca hacer presente nobles tradiciones Sucedió en una sede de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador y dejó un gran aprendizaje. Los estudiantes de la facultad de Enfermería de esa casa de estudios fueron testigos de cómo las antiguas parteras y comadronas se encargaban de traer vida al mundo a través de sus prácticas ancestrales.
Estas mujeres, en este caso pertenecientes a Esmeraldas, ciudad costera al noroeste de Ecuador que se caracteriza por tener una amplia población afroecuatoriana, desarrollaban esta noble actividad en los hogares y para ello utilizaban desde medicamentos caseros y los saberes eran trasladados de generación en generación.
Por ejemplo, a la hora de acudir a infusiones para aliviar el dolor se servían de bebidas con plantas tradicionales y aguardiente, además de la utilización de hierbas como la ruda, mara, orégano, hierba buena, manzanilla, entre otras, tal cual recuerda un reciente reportaje publicado por El Comercio que hace referencia a esta representación.
Pero estas mujeres también guardaban otra particularidad, pues las oraciones durante el alumbramiento y el encendido de velas a sus santos no podía faltar. También el uso de tijeras para cortar el cordón umbilical.
Entre las personas que participaron de la iniciativa se encontraba Felisa Caicedo, una partera de origen afro que confirmó que esta modalidad de partos se han reducido en sus comunidades debido a las eventuales complicaciones que podrían surgir. Es por ello, prosigue El Comercio, que el Ministerio de Salud Púbica de Ecuador decidió capacitar a 42 parteras de esas zonas de Esmeraldas para lograr disminuir la muerte de niños por alguna mala práctica. En el caso de estas mujeres, un certificado de salud avala su trabajo ancestral.
Mientras tanto, si bien esto se pudo encaminar, por otro lado todo lo referente a las prácticas ancestrales a la hora del alumbramiento también representan una manera de enriquecimiento para el conocimiento médico.
“El intercambio de experiencias nos ha servido a todos, porque aprendemos antiguas maneras de presenciar los partos en poblaciones afros e indígenas de Esmeraldas”, dijo a ese medio Paola Nazareno, gineco-obstetra del hospital civil de Esmeraldas.
De esta manera, la dramatización que se desarrolló en la sede de esta universidad no dejó a nadie indiferente, pue en el fondo a través de esta recreación fue posible hacer presente todo aquello que se hace en pos de la vida y la llegada de un nuevo bebé al mundo. De aquellas mujeres, sus prácticas y fe aún queda mucho por aprender. Y en eso están las nuevas generaciones, algunas de ellas ya prontas para la gran misión.
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