El papa Francisco celebró su 82 cumpleaños este lunes 17 de diciembre, así que Aleteia os propone descubrir sus secretos para mantener en cualquier circunstancia unas formas y una serenidad impresionantes. Todo ello con un toque de buen humor comunicativo, una amabilidad famosa y una sonrisa ya legendariaSu sencillez conjugada con una buena dosis de humor permite al Papa argentino vivir en armonía consigo mismo y con los demás. A lo largo de diferentes entrevistas que ha concedido recientemente a los medios, el Papa ha ofrecido gustosamente sus consejos sobre su forma de ser y su “paz interior”. Y, por supuesto, fiel a sí mismo, con esa sonrisa traviesa que ya le conocemos, le encanta señalar que: “No sé si este es el secreto… Mi paz es un don del Señor. ¡Espero que no me deje!”.
Confiarse a san José
“Si hay un problema, escribo en un papel un mensaje a san José y lo pongo bajo la figura que tengo de él en mi habitación”, explicó el papa Francisco en una entrevista concedida en febrero de 2017 al diario italiano Corriere della Sera. Desliza ese papelito con su oración bajo la estatuilla del santo patrón de los padres de familia. “Es una estatua de san José durmiente. ¡Y ahora duerme sobre un colchón de notas!”.
Su cariño a san José se remonta al día en que, en Buenos Aires y con 17 años, tuvo la certidumbre de que se convertiría en sacerdote. “Como empujado por una extraña necesidad”, confesaría más tarde, penetró en la basílica de San José. Para el Papa, tener a “san José durmiente” junto a él, en su mesita de noche, es mucho mejor que un tranquilizante.
Reposar y escuchar a Dios
El Papa se toma cada día un momento de “reposo en el Señor” para conocer la voluntad de Dios. ¿Por qué? Porque “Él nos revela su plan de amor cuando estamos en reposo”. Este reposo es necesario “para la salud de nuestro espíritu y de nuestro cuerpo”, afirma el Soberano Pontífice. Aunque no siempre es fácil conseguir esa quietud, con todas las cargas que pesan sobre la vida diaria de cada uno, este reposo “es esencial para escuchar la voz de Dios y comprender lo que nos pide”.
Levantarse a las 4h y acostarse a las 21h
Aunque la agenda del Papa siempre está hasta arriba, mantiene regular su ritmo cotidiano. El obispo de Roma se acuesta cada noche antes de las 21h para levantarse a las 4h. Según fuentes vaticanas, se permite siempre una pequeña siesta después de la comida. Siesta que se autoriza a veces durante las oraciones… En efecto, en una entrevista concedida en el canal católico de televisión TV2000 en noviembre de 2017, el papa Francisco reveló que a veces echa una cabezadita rezando. “¡Yo también hay veces que me quedo dormido cuando rezo!”, declaró el pontífice argentino explicando, con una sonrisa, que “santa Teresa del Niño Jesús decía que ella también lo hacía y que eso agradaba a Dios”. Según el Papa, el creyente debe “estar ante Dios como un niño en los brazos de su padre”. “Es una de las muchas maneras de santificar el nombre de Dios, sentirse un niño en sus brazos”, confesó el Santo Padre.
Rezar: el mejor remedio antiestrés
El papa Francisco afirma que la mejor forma de combatir el estrés es, simplemente, la oración. Y él reza mucho. “Rezo a mi manera. El breviario me encanta y siempre lo tengo conmigo. La misa, todos los días. El rosario… Cuando rezo, recurro siempre a la Biblia. Entonces la paz crece dentro de mí”.
El Papa hace énfasis en que no sigue ningún tratamiento contra la inquietud o el estrés y ha repetido en muchas ocasiones que “¡el Evangelio debe tomarse sin analgésicos!”.
Conservar siempre el buen humor
Con el papa Francisco, el buen humor ha entrado en los muros del Vaticano, tropezando un poco con las costumbres de la Santa Sede. “Sin sentido del humor, es difícil ser feliz”, subraya Francisco en el libro-entrevista Dios es joven, publicado el pasado marzo en todo el mundo. En sus conversaciones con Thomas Leoncini, un joven periodista italiano, describe el sentido del humor como una cualidad que no debe faltarle nunca al cristiano. ¿Por qué? Porque de eso depende “la capacidad de disfrutar de la vida, de entusiasmarse”. Y la vida es “una cosa demasiado seria como para ser vivida seriamente”, continúa el Papa citando a Chesterton.
Él mismo, para no arriesgarse a tomarse demasiado en serio, recita des desde hace cuarenta años la “oración del buen humor” de san Tomás Moro (1478-1535):
“Concédeme, Señor, una buena digestión,
y también algo que digerir.
Concédeme la salud del cuerpo,
con el buen humor necesario para mantenerla.
Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar
lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante
el pecado, sino que encuentre el modo de poner
las cosas de nuevo en orden.
Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento,
las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no
permitas que sufra excesivamente por ese ser tan
dominante que se llama “yo”.
Dame, Señor, el sentido del humor.
Concédeme la gracia de comprender las bromas,
para que conozca en la vida un poco de alegría y
pueda comunicársela a los demás. Así sea”.
Decir “no” al pecado y “sí” a Dios
El Soberano Pontífice no duda en decir que “lo que envejece no es la edad, sino el pecado”. Y entonces da el ejemplo de María: “Su juventud no está en su edad, tampoco su belleza consiste en lo exterior. (…) En muchos cuadros, María está representada sentada ante el ángel con un librito en sus manos. Este libro es la Escritura. María solía escuchar a Dios y transcurrir su tiempo con Él. La Palabra de Dios era su secreto: cercana a su corazón, se hizo carne luego en su seno”, insiste el papa Francisco.
Siguiendo a María, el papa Francisco pide e invita a todo el mundo a pedir la gracia de permanecer joven diciendo “no” al pecado y a vivir una vida luminosa diciendo “sí” a Dios.