Durante la misa celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta del Vaticano, el papa Francisco se detuvo sobre el misterio de la Anunciación. Ese ese momento en que, cuando el ángel Gabriel anuncia a María que tendrá un hijo, la historia del hombre cambia completamente.
Para el Papa, sobre la cita del Evangelio de Lucas (Lc 1,26-38) que explica este momento es "difícil de predicar", ese instante en el que el "Dios de las sorpresas" cambia el destino del hombre:
"La cita del Evangelio de Lucas que hemos escuchado nos cuenta el momento decisivo de la historia, el más revolucionario. Es una situación convulsa, todo cambia, la historia da un vuelco".
"Es difícil predicar sobre este fragmento. Y cuando en Navidad o en el día de la Anunciación profesamos la fe en este misterio nos arrodillamos".
"Es el momento en el que todo cambia, todo, desde la raíz. Litúrgicamente hoy es el día de la raíz. La antífona que hoy marca el sentido es la raíz de Jesé, de la cual nacerá un retoño”.
Dios entra en la historia
"Dios se abaja, Dios entra en la historia y lo hace con su estilo original: una sorpresa. El Dios de las sorpresas nos sorprende (una vez más)", señaló Francisco.
El Papa, durante la homilía, releyó nuevamente el Evangelio para que la asamblea pudiera reflexionar nuevamente sobre la Anunciación.
"El Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".
El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios». María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho».Y el Ángel se alejó.