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5 tradiciones medievales de Navidad que no habías oído

CHRISTMAS CAROLERS
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Stephen Beale - publicado el 22/12/18
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En la Edad Media, los que cantaban villancicos eran considerados molestosLas celebraciones navideñas que conocemos ahora —el árbol, los regalos, el portal de Belén— no siempre fueron las mismas. Los cristianos de la Edad Media celebraban estas fiestas de todo tipo de formas, algunas de las cuales resultan extrañas vistas con los ojos de hoy. Aquí tenéis algunas tradiciones medievales de Navidad que posiblemente nunca hayas escuchado.

Día de Adán y Eva: Antes, la Nochebuena se conocía con otro nombre, que establecía un deliberado contraste entre Adán y Eva del Antiguo Testamento y los nuevos Adán y Eva, es decir, Cristo y María. La fiesta se celebraba representando misterios, decorando árboles del paraíso con manzanas y con obleas que simbolizaban la Eucaristía. (Puedes ampliar información aquí y aquí; Aleteia ya ha escrito anteriormente sobre este tema).

Villancicos desmandados: Cantar villancicos es una de las tradiciones preferidas de la Navidad actual, pero en la Edad Media los villanciqueros eran considerados un tanto problemáticos. En inglés, la palabra ‘carol’ para designar al villancico se remonta al 1300 y hacía referencia originalmente a una especie de círculo de baile y también llegó a asociarse con cantos alegres. Sin embargo, la alegría de los cantantes de villancicos no siempre era bien recibida. La práctica actual de quienes cantan villancicos de puerta en puerta parece ser que tiene su origen en que durante la Edad Media tenían prohibido hacerlo en las misas cristianas, supuestamente porque perturbaban la liturgia, según informan fuentes históricas.

Obispillos: Sin duda, una de las costumbres más raras era la elección del “niño obispo” u “obispillo” de entre los escolanos el 6 de diciembre, en la fiesta de san Nicolás. Aquí tenéis una descripción de esta elección en Ruan, Francia:

En las Vísperas (probablemente del 5 de diciembre), los niños procesionaban desde la sacristía al altar de los Santos Inocentes y luego el obispillo daba la bendición. Al día siguiente, se intercambiaba el báculo durante el Magníficat. El obispo auténtico dejaba su cargo mientras se cantaba el verso “deposuit potentes de sede” (“derribó del trono a los poderosos”) y luego el muchacho ocupaba su puesto durante el canto de “et exaltavit humiles” (“y enalteció a los humildes”).

Según el historiador británico Ronald Hutton, esta práctica tan extendida se arraiga en la importancia de los niños para el Reino de Dios, según la propia enseñanza de Jesús. El obispillo cumplía con sus funciones (simbólicas) hasta el 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes.

Los troles de Islandia: Aunque la mayoría de nosotros asocia la Navidad con la bonachona imagen de un abuelito navideño, Santa Claus, o con los tres Reyes Magos y sus majos camellos, los niños de Islandia se crían con el miedo a 13 troles conocidos como Yule Lads que visitan los hogares islandeses del 23 de diciembre al 6 de enero. Los niños dejan fuera los zapatos para los troles. Los que se han portado bien reciben regalos; los que no, reciben patatas. (Más información aquí, aquí, y aquí).

Teatro enmascarado: En algunas partes de Reino Unido y Canadá surgió la costumbre del mumming, por la que la gente visitaba a sus vecinos interpretando “canciones, bailes o pequeños teatros con argumentos absurdos”, según recogen sitios web de historia. La costumbre de los mummers era llevar máscaras y no pronunciar palabra, de donde ha derivado el empleo de la palabra ‘mum’ en inglés para referirse a guardar silencio o mantener algo en privado o secreto.

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