Estar con un ojo atento (y amoroso) al comportamiento de los hijos (y de sus amigos) es clave para su salud y su educación.Cada edad requiere distintos cuidados, pero en todas las fases de crecimiento del niño es básico que los padres le dediquen atención.
Mirar al niño implica algo más que tenerlo cerca o simplemente verlo. Mirar es fijarse en lo que hace, poner atención en su comportamiento y valorarlo. Así podremos descubrir carencias (físicas o psíquicas), malos hábitos o incluso los primeros síntomas de alguna enfermedad.
Te ofrecemos algunas ideas para que saques partido a esos momentos en que estás con tus hijos y puedas analizar mejor lo que les ocurre.
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