Los restos serán repatriados próximamente a Etiopía, según las autoridadesLas autoridades del gobierno de concentración nacional de Libia han hecho público el hallazgo de una fosa común con los restos de 34 cristianos etíopes asesinados en 2015 por los yihadistas del Estado islámico (ISIS). La fosa común, según han informado en estos días desde el departamento de investigación criminal del ministerio del interior, se ha localizado en un terreno cercano a la ciudad costera de Sirte, en un area que en 2015 estaba bajo el control de grupos armados yihadistas.
Las autoridades libias – informan las fuentes oficiales nacionales – han informado de que los restos mortales de los cristianos asesinados por el ISIS serán repatriados a Etiopía, una vez llevados a cabo los correspondientes procedimientos legales nacionales e internacionales.
En abril de 2015, un video difundido por Furqan Media – en aquella época conocida como la red mediática de referencia del Estado Islámico – había mostrado a dos grupos de prisioneros presentados como cristianos etíopes mientras eran asesinados por decapitación y con disparos en la nuca en una playa desierta de Libia.
El video, acompañado de los habituales eslóganes contra la “nación de la cruz” y adornado con imágenes de destrucciones de iglesias, iconos y tumbas cristianas, repetía que en las tierras controladas por el Estado Islámico no habría salvación para los cristianos que no se convertían al islam o que no aceptaban pagar el “impuesto de protección”.
En el video – particularmente elocuente – las víctimas eran presentadas como pertenecientes a la “hostil Iglesia etíope”. Los cristianos masacrados eran pobres emigrantes etíopes pertenecientes a la multitud de hombres y mujeres que emigraban a Libia para buscar trabajo o para intentar llegar a Europa, embarcándose en pateras predispuestas por las redes criminales de tráfico de personas.
La Iglesia ortodoxa etíope Tewahedo estaba vinculada jurisdiccionalmente al Patriarcado copto de Alejandría de Egipto hasta 1959, año en que fue reconocida como Iglesia autocéfala por el Patriarca copto Cirilo VI. También la Iglesia copta ha sido en los últimos años objeto de las masacres y de los atentados de los yihadistas del ISIS, que la atacan también porque la identifican como entidad eclesial cercana a las instituciones políticas del Egipto de Abdel Fattah al Sisi.
Entre enero y febrero de 2015, pocos meses antes de la masacre de los cristianos etíopes, otros 20 egipcios coptos y un compañero de trabajo de Ghana habían sido degollados por los yihadistas en una playa libia no lejos de Sirte.
“Impacta” declaraba poco después de la tragedia Anba Antonios Aziz Mina, obispo copto católico – hoy emérito – de Guizeh “que la Iglesia etíope sea considerada ‘Iglesia hostil’… evidentemente estos extraños yihadistas siguen las implicaciones políticas en los encuentros entre las Iglesias.
”Pero en este gran dolor” añadía en esa ocasión a la Agenzia Fides Anba Antonios “seguimos mirando estos acontecimientos con la mirada de la fe. La lista de los mártires no ha terminado, y acompañará toda la historia, hasta el final. Los cristianos no buscan el martirio, quieren vivir en paz y alegría. Pero si el martirio llega, es un consuelo ver que puede ser aceptado con la misma paz con que lo aceptaron los coptos asesinados en Libia, que pronunciaban el nombre de Cristo y se confiaban a él mientras eran degollados. La Iglesia nunca se ha quejado del martirio, sino que siempre ha celebrado a los mártires como aquellos en los que, precisamente cuando se les mata, resplandece la victoria de Cristo”.
También los restos de los egipcios coptos decapitados en Libia junto con su compañero de trabajo de Ghana fueron localizados a finales de septiembre de 2017 en una fosa común en la costa libia, no lejos de Sirte. Sus cuerpos se encontraron con las manos atadas detrás de la espalda, con los mismos vestidos naranjas que los verdugos yihadistas les hacían vestir en sus macabras ejecuciones, siempre grabadas y difundidas por internet.
Hoy, un sagrario-museo en la catedral dedicada a los “Mártires de Libia” erigida en la localidad egipcia de Our, en la región de Samalut, custodia como reliquias las monedas encontradas en los bolsillos de los cuerpos de los egipcios martirizados y sus zapatos, junto a algunos documentos de identidad y los registros de trabajo en los que dos de ellos marcaban sus horas laborales cada día.
Artículo originalmente publicado en la edición italiana de Fides y traducido por Aleteia